viernes, 26 de agosto de 2022

Tengo la CIA en casa.

 Me llamó la abuela - "¿Viste a la Reina en el Hola?" - No porque hace meses que no voy a la peluquería. - "¡No me extraña que tengas sequía de pretendientes a futuro padre de mi bisnieto! Tienes que ir todas las semanas a que te arreglen ese alboroto de pelo que llevas siempre" - No me da el sueldo para tanto derroche. - "No es derroche, sino invertir en tu futuro, boba de Coria. Y ya te estás comprando EL short monísimo que llevó la Reina en nuestra isla" - Se agotó en poco tiempo... - "¡Pues uno que se le parezca. Si es que te ahogas en un vaso de agua"

Poco después llegó la Cotilla: - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿ya te has comprado los pantaloncitos? - No salía de mi asombro - ¿Está compinchada con la abuela? - Equili cuá. Me ha dicho que sea sus ojos y sus oídos en ésta casa. - ¡Ya me está dando la llave de MI CASA! - Tooomaaaa... - Me dio la que tenía en la mano, luego abrió una carterilla que sacó de su bolso sin fondo, la agitó y dijo con total desparpajo: - ¡Mira que bien suenan todas las demás! ¡CLIN, CLIN, CLIN...!  

Tendré que ir al Tribunal de Estrasburgo a pedir protección ante estas dos harpías. Mi primer abuelito dijo que bien podría hacer algo él que conocía a tanta gente... - Pero ahora son como tú: etéreos. - ¡Y presumidos! - Y encima, eso. Por cierto, te sienta muy bien el nuevo sudario aunque es un poco macabro ¿no? - ¡NO! Imita la toga del Gran Inquisidor de Castilla. Por eso rezuma sangre.

Se me pusieron los pelos de punta y pensé que sería demasiado castigo, para la abuela y la Cotilla, tener que pasar por todas las fases de un juicio de aquellos y dije al abuelito que muchas gracias pero no. 

Quedó algo desilusionado pero se rehízo enseguida cuando, guiñándole el ojo dije: . Pero no escondas mucho este sudario... por si las moscas. 

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