jueves, 11 de agosto de 2022

La Comunidad de los borrachos.

Desde el akelarre cervecero, en el barrio nos llaman la Comunidad de los Borrachos por los litros de cervezas que se bebieron aquí. Aunque, al final el líquido desbordó por la escalera, puertas, ventanas, salió por el portal en busca de un camino que lo llevara al mar pero, antes llenó alcorques de árboles de la calle (todavía hacen ¡HIP! la mayoría de ellos)

Al caer en las cloacas, ratas, ratones, cucarachas y demás fauna viviente en tan sórdidos parajes, celebraron un fiestón pero, aunque eran muchos los bichos que se apuntaron al jolgorio, no acabaron con la bebida y ésta fluyó hasta el mar. En el Mercado de Pere Garau he escuchado comentar a varios pescadores que, algunos peces pescados ésta madrugada, huelen y saben, a cerveza.

A todo esto, los vecinos están tan agradecidos a la Cotilla por el detalle que tuvo de invitarles a la barra libre, que ya no se oponen a que meta guiris en su casa aunque no les dejen pegar ojo. - La pobre mujer de algún sitio tiene que sacar los euros para llegar a fin de mes. - Me arrepiento de haber pedido la intervención del Macho Cabrío. total, para lo que ha hecho... - Tendríamos que haberle pedido un descuento por ofrecernos una actuación descafeinada. - ¡Pues ya se le podría haber ocurrido antes, vecino!

Los únicos que estaban mustios eran los de mi casa porque no habían catado la cerveza de la Cotilla. Y envidiosos del árbol de la calle al que, con la borrachera, solo le faltó sacar los pies del alcorque y bailar Lambada con la farola que tiene cerca y que, hace ya unos años, le hace ojitos... Hay que ver lo que tarda el Ayuntamiento en venir a cambiar una bombilla que falla más que una escopeta de feria.


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