jueves, 18 de agosto de 2022

¡Quiero una solución!

 Pedí consejo a la abuela: - ¿Cómo arreglarías tú el problema? - "Pregúntale a ella" - Es como hablar con la pared. - "Con los años que llevas conviviendo con ella, ya tendrías que entenderla ¿Y por qué me preguntas a mi?" - Bueno..., eres una veterana..., tienes mucha experiencia... seguro que sabrías qué hacer si no tuvieras a Andresito y te entrara el celo, abuela... ¿abuela?... ¡¿abuela?!

No pasó ni un cuarto de hora cuando el rolls royce de los abuelitos aparcó donde siempre, en la parada del bus y acto seguido, se escuchó el concierto de pitos de los coches que quedaron atascados, autobús incluído.

Como un basilisco, la abuela se vino a por mi y no pude hacer nada para parar o esquivar su famoso pescozón rebotacabezas, Aún me duelen los coscorrrones que me di... ay...

- "¿Te parece bonito llamarme vieja (que no lo soy), ninfómana (que no lo..., bueno, dejémoslo así de momento) ¿Me has llamado Madame al decir que tengo experiencia en sexualidades ¡¿Me has llamado Madame?!" - No sé a que viene tanto alboroto si tu mayordomo te lo llama constantemente? - Me llama madame, con respeto pero en tu boca ha sonado a faraduleo-perdulario. ¿Eso se le dice a una abuela? - Tragué saliva y me preparé para recibir un nuevo pescozón pero su atención se había trasladado al acuario-puerta-lavadora donde Pascualita, sentada en su borde, levantaba los bracitos hacia su amiga del alma, que corrió hacia ella y yo suspiré aliviada.

Y ahora ¿a quién pregunto yo?... ¡Ya sé. A la Momia! Ella sí que es veterana con sus ciento y pico de años y... - ¡¡¡Para el carro, Mariano!!! - Mi primer abuelito, con voz tonante y airada, desde lo alto de las cortinas, salió en defensa de la virtud de su amor platónico... ¡Pues vaya!



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