jueves, 22 de diciembre de 2022

El disgusto de la Cotilla.

El árbol de la calle está espantado. - ¡Me han dicho que he salido en el telediario y no me he visto! Y digo yo ¿con qué permiso han usado mi imagen y encima, gratis? - No te hacía tan interesado (repliqué) Tienes la vida resuelta. No tienes que ir a trabajar, ¡No necesitas nada! - Ese es mi problema. A mi me gustaría cobrar un sueldo y meterlo en mi cuenta del banco ¡Es la ilusión de mi vida!

- ¿Y por qué has salido en la tele? - Fue cuando vinieron los bomberos por la luminaria que organizó la loca de la Cotilla. ¡Apunto estuve de chamuscarme algunas hojas, pobrecitas mías! Temblaban como idem en una tormenta.

- Anoche le eché la bronca a la vecina pero no me hizo ni caso. Lloraba como una magdalena de esas, caducadas, que trae de vez en cuando del contenedor de basura del súper. - ¿Por qué? - Se quedó sin la foto de su gurú que había colocado sobre el altar de los Amigos de lo Ajeno porque ¡se quemó! Dijo que con éste enorme sacrificio se saldaban sus cuentas con la Sociedad. Hay que ver cómo se puso cuando dije, inocentemente: Yo estaría más contenta si devolviera el dinero. ¡Me tiró un zapato! ¡Mira, aquí tengo el chichón!

- ¿Con lo que le costó ganarlo? (gritó fuera de sí) ¡tu no tienes honor! Y luego amenazó con poner más velas mañana. - ¡¿Le habrás dicho que no?! (dijo el árbol de la calle) - Pues... no dije nada pero avisé a los bomberos para que vengan enseguida... en cuanto los del calendario estén libres.

- ¡Que cruz tenemos contigo, nena!

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