martes, 20 de diciembre de 2022

Irá a la huelga.

Pascualita quiere bolas de Navidad en la pila de lavar del comedor. Lo sé porque me lo ha trasnsmitido mi primer abuelito, que sabe idiomas y hasta entiende el "sireno". Una nieta nunca debe que dudar de lo que diga su abuelo.

He  ido a colocar unas bolas en la pila pero ha salido la sirena, como una flecha de entre las algas, enseñándome los dientes de tiburòn. - ¡Hey, quieta parada, fiera! - No me mordió pero se mostró agresiva, dando saltos mortales hasta dejar la pila casi vacía de agua salada.

Llamé a voces a mi primer abuelito - ¡¡¡Me has engañado!!! ¡eso no se le hace a una nieta! - No debo hacerme expresado bien, nena. Pascualita quiere bolas de polvo como tienen los demás. - Retrocedí, espantada. - ¡Se las comerá! o las deshará mojándolas. - Tal vez no. Piensa en el Espíritu de la Navidad...- Que iluso eres, abuelito.

Una voz profunda, bien modulada, sonó a mi espalda, sobresaltándome: - ¡Estáis agotando mi paciencia! - Me giré en redondo y ¡allí estaba, disfrazado de elfo con las medias echas una pena! - ¿Quién es éste? (pregunté)  ¡El jodío espìritu de la Navidad, que no se os cae de la boca pero luego no salgo ni en los belenes y ni en los adornos de los abetos! - ¿Y esas medias? (preguntó el abuelito, tan preocupado por la moda desde que se fue al Más Allá) - Las llevo desde hace tropecientos años y, por más que pido unas nuevas, me dicen que no hay presupuesto. Un año de estos voy a liarme la mana a la cabeza y me declararé en huelga. -

El abuelito, arrugando la nariz, dijo: - No encuentro mejor excusa para hacer una huelga que luchar por unas medias nuevas.


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