domingo, 18 de diciembre de 2022

Hay cosas difíciles de entender.

Por fin ha llegado la tranquilidad a casa. Y mira que ha costado porque el ginecólogo insistió mucho en hacerle un reconocimiento a la abuela ¡y grabarlo! - Es para que me crean mis colegas. - "¡Que no, jodío!" - Menos mal que, cuando el hombre despertó del coma etílico no recordaba nada.

Poco a poco la tripa de Pascualita fue volviendo a su tamaño natural, el dolor desapareció y durmió, metida en el barco hundido, toda la tarde.. Horas que la abuela y yo aprovechamos para charlar. - "Tengo la moral por los suelos. He pasado de la ilusión de ser bisabuela a no tener nada... ¡snif..." - Abuela, yo, algún día tendré uno y... - "¡Como no lo tenga la Cotilla...!"

En un momento dado me di cuenta (¡y la abuela también!) que las bolas de polvo se habían ido reuniendo a nuestros pies para no perder detalle de lo que hablábamos. - "¡¿Qué es ésta porquería acumulada?! ¿Haces colección de esto?" (dijo con cara de asco) - Abuela, no hables así, pobrecitas. - Me miró con ojos espantados: - "¿Te estás escuchado, boba de Coria?" - Y sin más fue a la cocina a por la escoba. La avisé: - ¡No lo hagas! - Pero fue demasiado tarde. La escoba, viéndose ninguneada, se lió a escobazos con la abuela que no dudó en salir corriendo, escaleras abajo y largarse a toda pasatilla con el rolls royce.

 

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