jueves, 1 de diciembre de 2022

La voceera.

La Cotilla se ha convertido en la VOCERA del barrio. Recuerda a aquellos charlatanes que andaban de pueblo en pueblo voceando las virtudes de las mantas zamoranas que vendían. Solo que, en lugar de mantas, la Cotilla gritaba los cuatro vientos que me den todos los premios de cine y televisión: Y este año el Goya es para... ¡la boba de Coria! ¡Y el Oscar para la nena! ¡Y el León de Venecia y todo cuanto premio cinematográfico, del país que sea... ¡PARA LA NENAAAA!

La gente me para por a calle para que les de explicaciones y los remito a la Cotilla porque yo no sé nada.

¡Es una artista! ¡cuenta trolas y me las creo. Le confié a mi precioso  pececito rojo, Ataúlfo, y ¿qué hizo con él? ¡Se lo dio de cena al querido de su abuela! Pero a mi me dijo que lo maté yo metiéndolo en la pecera con agua de mar ¡Y me lo creí!

Los vecino@s del barrio se llevaban la manos a la cabeza y gritaban: ¡¡¡OOOOOOOOOH!!! 

 - ¡Habla con ésta birria de árbol que está junto a su balcón y que solo sirve para llenar la calle de hojas muertas! Y dice que debemos agradecerle al árbol que, todos los días nos cante Las Mañanitas. ¡Y me lo creí! a pesar de no haberlo escuchado nunca- Una voz sobresalió de entre el murmullo - ¡¡¡Sabemos que te gusta el chinchón, Cotilla!!! jajajajajaja

- El fantasma de su primer abuelito se pasea por su casa a cualquier hora del día y de la noche, siempre que no tenga que probarse nuevos sudarios de alta costura ¡Y me lo creí! - La gente ya estaba embalada: - ¡¡¡TOOOOOOONNNNTAAAAAAAA, COTILLAAAAAAAAAAA!!!

Escuchando semejante retahíla estaba Bedulio. Tenía el ceño fruncido y cualquiera podía ver como su cerebro hacía a trabajar a las neuronas a mil por hora. Y, a modo de jaculatoria, repetía en voz baja: ¡Que no me nombre..., que no me nombre...

Me asomé al balcón. En cuanto la Cotilla me vio gritó: - ¿Estás con tu abuelito, trolera? - No. Está jugando España el Mundial y no se lo quiere perder. Va medio metro por encima del balón para no perderse las jugadas. Y va elegantísimo... por supuesto.

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