domingo, 19 de marzo de 2023

Huevos hueros.

 La loca primavera ha anunciado su llegada a bombo y platillo con un espectacular trueno que ha hecho que me acordara de Santa Bárbara. Hemos quedado en silencio, sobrecogidos. Al final ha sido el árbol de la calle quién ha abierto la boca: - Luego la fama de vozarrón la tengo yo. Que injusta es la vida. - Y se tragó unos cuanto huevecillos de gorrión.

De un salto prodigioso, ayudada por su potente cola de sardina, Pascualita aterrizó, chorreando agua de mar, en mi escote y me mostró varias veces su aterradores dientes de tiburón: - ¿Qué quiéres? 

Esta vez fue Pepe el jibarizado quién tradujo, a gritos desde la cocina. - ¡También quiere huevecillos de gorrión! - ¡Nosotros también! (ahora eran los comensales de la Santa Cena) - Pepe pidió lo mismo y tuve que decirle una verdad como un templo: - ¡Solo eres una cabeza hueca y el estómago hace tiempo que tus enemigos lo hicieron al Jerez. Si te pusiera comida en la boca no te haría provecho, caería al Suelo que  luego se queja porque come todo lo que encuentra a su paso, principalmente, bolas de polvo y pierde la línea..

- ¡No podéis comer huevecillos de gorrión, es una salvajada! (exclamé) - Si que podemos (dijo el bocazas del árbol) estos solo sirven para hacer una buena fritada de huevos, espárragos y ajetes. No llevan pollito. - Son huevos hueros ( puntualizó una hojita marisabidilla que estaba a punto de tomar las de Villadiego para ver mundo en otros andurriales. - Pues yo me sé de una que cayó detrás de una lavadora y allí perdió la lozanía. - ¿Intentas darme ánimos, angustias? ...

Ya no escuché más porque acababa de entrar la Cotilla - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaa! - cargada de velas, velitas y velones y me dio mala espina.

 

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