viernes, 24 de marzo de 2023

Vuelta a la normalidad.

 Hemos respirado aliviados al escuchar cantar las Mañanitas, a pleno pulmón y de madrugada, al árbol de la calle.

Según contó la Cristalera, la Primavera, aburrida porque el árbol no la llevaba a bailar, puso tierra DE por medio y fue a ofrecer su muestrario de alergias a otro barrio. 

Desde la cocina llegó la voz de Pepe el jibarizado preguntando por el estado anímico del árbol. - ¿OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO? - Respiramos aliviados ¡ya podíamos salir al balcón! y los comensales de la Santa Cena me preguntaron si iba a hacer torrijas.

Sobre el cuadro apareció mi primer abuelito y curiosamente, no vestía sudario de alta costura. - ¿Vienes de hacer deporte? (pregunté) - Voy disfrazado del Oráculo de Delfos para anunciar que el árbol de la calle ya no es el mismo. - Hasta la última bola de polvo se personó para verificar la noticia y, por más que lo miramos no vimos diferencia alguna entre el AHORA y el ANTES. 

El municipal Bedulio, junto con unos operarios de Parques y Jardines con una sierra mecánica en las manos, amenazaban al árbol: - ¡Eeeeh! ¿qué hacéis, verdugos? (les grité) - Estamos en pleno interrogatorio, boba de Coria ¡No te metas en eso! 

Pascualita, sintiéndose el Capitán Trueno, saltó de mi escote al cogote de uno de los operarios. Contuve la respiración los dos segundos que tardó la media sardina en dejar pelado y mondado al pobre hombre sin que éste tuviera la más leve sospecha de haber sido atacado por un ser antidiluviano. En un santiamén llegué a su lado, metí a Pasculita en el bolsillo del delantal y escuché a Bedulio decirle al árbol: - ¡TU TE HAS COMIDO LA BICILETA! ¡¡¡CONFIESAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!

 

 

 

 



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