domingo, 26 de marzo de 2023

Llorera.

Cuando, al fin, pude hablar con la abuela sobre la foto de Pascualita, resulta que la quería para hacer una copia para cuando tuviera que colocarla en la Pared de los Finados porque, durante la Pandemia del Covid, murieron bastantes socios y tuvieron que apañar una  pared contígua y hacer las fotos más pequeñas.

- ¿Te estás escuchando, abuela? ¡A Pascualita no puede verla nadie porque es única en el mundo y la meterían en formol para estudiarla por dentro y por fuera! - "¡Anda, pues es verdad! De todas maneras me gustaría tener la foto" - No tengo ni idea de dónde puede estar...

Mi primer abuelito se sentó a mi lado simplemente para hacerme compañía mientras yo me dedicaba a pensar en la dichosa foto. Incluso pregunté a mi neurona si sabía algo de ella y montó un dramón de siete pares de narices - ¡Sola! ¡Estoy sola! ¡Solita en el mundo! ¡Aislada de la sociedad! ¡Soy muuuuuuy desgraciadaaaaaa... ¡buaaaaaaaaaaaaa! ¡¡¡Y encima me preguntas si sé algo de ella!!! ¡Anda que no tienes delito, majadera! - Chiiiiist, sin ofender y menos lobos, Caperucita, que te tengo como a una reina. Todo el sistema neurológico es para ti y ancha es Castilla. - En eso tiene razón mi nieta (le dijo mi abuelito) - ¡Sí, sí, lo reconozco pero... ¡¡¡Estoy taaaaaan solaaaaaaaa!!! 

Entonces dije algo en lo que me vi reflejada y se me encogió el alma: - ¿Me estás pidiendo un Neurono? ¡¿A mi, que soy incapaz de encontrar al futuro padre del bisnieto de mi abuela?!

Estuvimos llorando toda la santa tarde y éramos un montón porque al berrinche se fueron apuntando todos los de casa. Al final tuvimos que parar cuando llegó Bedulio con su bloc de multas: - Por inundar la escalera; montar una catarata del balcón al alcorque del árbol de la calle que casi muere ahogado; por...

 

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