sábado, 4 de marzo de 2023

Otra versión más de Pepe el jibarizado.

 Es "tan" agradable desayunar con Pascualita...  y mira que me digo todos los días: ¡Se acabó lo que se daba! Desayunarás sola, jodía.

No hay manera de que use la cucharita que le pongo junto a la taza de cola cao para que aprenda buenos modales. Pasa olímpicamente de ella. Lo que le gusta es dar saltos mortales dentro de la taza y ponerse perdida de cola cao, ella y todo lo que la rodea. Los únicos que están contentos son los comensales de la Santa Cena porque, salpicadura que les llega, se la tragan al vuelo. 

La cara interior de la Cristalera está hasta las narices porque la pone perdida de goterones: - ¡No le des más cola cao, boba de Coria! Siempre voy echa un pingo por su culpa ¡Rebozala en harina de garbanzos y cómete frita a la dichosa sirena. - No puedo, Es un ejemplar único. - También yo soy única y mira como me tienes. 

Esto es el detonante para que, entre las dos caras de la cristalera, se organice una discusión de besugos porque nunca se ponen de acuerdo: una habla desde el interior de casa, calentita y la otra, más salvaje, desde el frio exterior. La discusión la para Pepe el jibarizado, o bien con su OOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO, o contando lo que le pasó para que le cortaran la cabeza, reduciéndola después hasta quedar como es ahora, un llavero y se comieran su cuerpo con patatas: 

- Estaba imitando al pájaro xouí cantando sobre una rama de la sequoya cuando una tarántula maligna me hizo cosquillas en un pie. Me asusté, a pesar de ser el guerrero más valiente de la tribu y caí al vacío pero no me maté. Amortiguó el golpe el jefe de la tribu contraria que estaba gordo como un ceporro. Ese día hubo Fiesta Mayor y una gran comilona en la tribu enemiga. A mi me cocinaron a la pimienta y al jefe al horno y con la piel crujiente. Fue una lástima que no  pudiera probarme a mi mismo porque los comensales se chupaban los dedos con mi chicha...Ya me decían mis novias que estaba buenísimo.


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