sábado, 18 de marzo de 2023

La carrera.

 Las bolas de polvo hacen carreras desde la puerta de la calle a la cocina. Los comensales de la Santa Cena hacen apuestas entre ellos sobre quién ganará. Unos apuestan por las más pequeñas por ser más ágiles, otros por las gordas porque dicen que tienen más resistencia. Yo todavía no me he decidido por ninguna.

Pascualita no puede disimular que tiene predilección las gordas, sobre todo para comérselas. En cuanto a las apuestas son variopintas; por ejemplo, de los comensales solo uno tiene dinero para apostar: treinta monedas, el resto se juegan migas de pan que si te las tiran a la cabeza y te dan, te descalabran de lo duras que se han puesto después de estar más de dos mil años sobre la mesa. 

Pepe el jibarizado se apuesta una de sus historias; Pompilio se juega uno de los calcetines que tanto le ha costado robar... cuando lo llevaban puestos. Pascualita apuesta fuerte: un diente de leche de tiburón de hace millones de años.

Mi primer abuelito no ha querido ser menos y piensa jugarse un sudario de Versache lleno de flores de almendro cuyas hojas, en cuanto se mueve, caen formando una alfombra en el suelo del comedor que, por supuesto, tendré que barrer yo. Parezco Petra, la criada para todo. Solo me faltan la cofia y el delantal.

El árbol de la calle a apostado cantar, o no, el Brindis de la Traviata.

Antes de empezar la carrera venido Bedulio a cobrar la última multa que me pusieron. Está muy desmejorado: - Me pasa cada vez que tengo que venir a tu casa... (dijo en tono lastimero) - Le propuse ver la carrera. - Pasa y siéntate ¿Quieres un cola cao? - No se hizo de rogar y, aunque estaba en tensión, me obedeció.

Sus ojos escrutaban el comedor, sobre todo, el techo. - ¿Está... ? Ya me entiendes - ¿Mi primer abuelito? ¡Pues claro! (dió un salto de la silla) ¡Va a empezar la carrera!  - ¿Dónde...? - Al fondo del pasillo ¡Las bolas se colocan en sus sitios y.... ¡YA!

- ¿Bolas...? ¿Qué... bolas? - ¡Las de polvo! ¡¡¡MIRA COMO CORREN!!! 

¡¡¡PATAPAM!!! - Bedulio se desmayó pero antes de caer al suelo y partirse la crisma, dijo: - ¡¡¡GUARRAAAAAA!!!

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