jueves, 25 de enero de 2024

Empieza con B.

La Cotilla ha llegado a casa con las mejillas sonrosadas. - Hace calor, ¿he? (le he dicho) - Ah, sí... no me había dado cuenta. - Pero si viene sudorosa... ¿No empezará ahora con la menopausia? - Ay, que borrica eres, boba de Coria. - Dicho ésto se encerró en su cuarto y no volvió a salir hasta que abrí una lata de albóndigas con tomate.

El rubor en las mejillas le subía de repente. Entonces suspiraba intensamente... - ¡Aaaayyyy! - y éstas volvían a su estado natural: arrugadas y caídas en un rostro centenario.

Durante la siesta me despertó balbuceando una palabra que empezaba con la letra B y el resto indescifrable, pensé que llamaba a Bedulio. - ¿Qué pasa, Cotilla? ¿Vendrá a por usted?  ¿Cuántas veces le he dicho que no está bien "limpiar" los cepillos de las iglesias? Algún día Bedulio y los sacristanes, le darán un disgusto y acabará entre rejas. Búsquese un trabajo más tranquilo...

Nadie me contestó. La Cotilla roncaba. Fue entonces cuando tuve un pálpito... ¿Estará enamorada de ¿Bedulio? No puede ser. Está casado... ¡Otra vez salió el nombre de su boca! Bcmezw... - ¡Noooooo! No obligue a un buen hombre a cometer adulterio ¡noooooooooooo! 

Los ojos de la vecina se abrieron de par en par y en ellos me pareció ver la carita del bisnieto de la abuela. - ¡No y mil veces noooooooo! - ¡Calla ya, coooñe! que susto me has dado. 

La Cotilla se sirvió unos cuantos chinchones on the rocks mientras musitaba. -  ¡Que guapo está el condenado...!

Se levantó de un salto, fue a su cuarto y volvió cargada de velas, velitas y velones para montar un altar en la salita: - ¡Ni hablar del peluquín! (protesté) Además, Bedulio es honrado, no puede ponerlo a la altura de los Amigos de lo Ajeno, Cotilla. - Para mi Gurú Bárcenas todo es poco...

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