martes, 16 de enero de 2024

Otra historia de Pepe el jibarizado.

Mientras Pascualita y yo desayunábamos, Pepe el jibarizado, desde su estantería, abrió la boca y como no es más que una cabeza hueca, entendimos que no lo hacía para comerse parte de nuestra ensaimada. De modo que solo podía ser, o un bostezo o quería contar otra historia de sus desventuras.

Y así fue. Empezó situando el episodio en lo más profundo de la selva que estaba a mano derecha y tirando pallá, de su tribu. 

Mientras yo escuchaba, la sirena, comiendo a dos carrillos, me dejó sin ensaimada.

- Ocurrió que un día escuchamos un enorme rugido que nos metió el miedo en el cuerpo. Si era la voz de un león tenía que ser tan grande como la Provincia de ídem. 

El jefe de la tribu, sabiendo que se acercaban las Elecciones Municipales, después del susto se dio cuenta de que el rugido, bien aprovechado, podría darle la mayoría absoluta. Su mujer preguntó: - ¿Vas a cazarlo tú? jijijijijiji... huy, perdona pero es que me acuerdo de cuando te pisó el dedo gordo aquel elefante jijijjijijiji.. pequeñito jajajajajaja y no puedo parar de reír JAJAJAJAJAJAJAJA

El rugido, profundo y antiguo, resonó cada día a la misma hora. Mientras, en el poblado se había iniciado una campaña en busca del guerrero más valiente para hacerlo héroe local. Como es natural salió mucho fantasma fardando como gallos y cacareando como gallinas. El que más presumió, con mucha diferencia sobre los otros, fue nuestro Pepe y fue elegido por unanimidad: ¡¡¡EL HÉROE QUE NOS SALVARÁ DEL MONSTRUO QUE RUGE!!!

- ¡¿EH?!... ¡¡¡OIGAN!!! ¡¡¡NO, NOOO, NOOOOOO!!! 

Era tan escandalosa la celebración que nadie le oyó. Además, para entonces ya estaban todos borrachos.

El ojo catalejo de Pepe dejó escapar una lágrima. - ¿Viste al monstruo? - Hace poco, en la tele: es la Gran Esfinge de Egipto ¡contra mi! Suerte que no devoró mi cabeza y por lo menos, os lo puedo contar.

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