viernes, 19 de julio de 2024

¡Descubierto!

La Cotilla anda por casa como pollo sin cabeza. De vez en cuando suelta unos suspiros que nos dejan sin aire. Da tres pasos y se para, pensativa. A veces habla: - ¿Dónde estará mi cartilla? - No sale de trapicheo por la noche, ni a "limpiar" los cepillos de las iglesias de buena mañana. Y lo que es peor: ¡no come la fabada de bote como hacía antes!

Llamé a la abuela: - Ven a animarla porque está de capa caída. - "¿Seguro que no sabes nada de su cartilla?" - Me dio la risa floja como siempre que me adivinan el pensamiento: - jejejeje ¡noooo! jejejeje... - "¡¿NENAAAAA?!"

Las dos caras de la Cristalera del balcón se enzarzaron en una pelea barriobajera a cuenta de una palabra que apareció escrita en una de ellas: - COMIDA. - ¿Quién ha sido? (pregunté) - Nadie, por supuesto. 

Más tarde "alguien" escribió: - CENA - Esta vez vi cómo se iban formando las letras en el cristal y, mientras las "caras" seguían a la gresca escuché una risa familiar: - ¡¿Abuelito?! - ¿Sí, nena? - ¿Te estás chivando? - Noooo. Solo me divierto... - ¡TE ESTAS CHIVANDO!

Mi primer abuelito está muy arrepentido: - Solo... snif... era un... snif... juego... snif... - La Cotilla no es tonta y pronto adivinará que su cartilla está en la tripa de los comensales de  la Santa Cena y armará de la San Quintín. - ¡¡¡CLACA!!! Menudo bofetón. La Cotilla lo había adivinado y lanzó el brazo XXL contra mi cara.

Me culpa de lo que no he echo porque no quiere creer la verdad: - ¡Mire el cuadro de la Santa Cena, coñe y las caras de satisfacción de los comensales ¡porque han comido sin ser Semana Santa!


 

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