domingo, 14 de julio de 2024

Ya falta menos.

 Pascualita vigila noche y día su hábitat: la pila de lavar del comedor. Tal vez tema que alguien le quite la libreta del banco de la Cotilla, que considera suya. Esta mañana he tirado unos cuantos cubitos de hielo al agua de mar para refrescarla y me ha enseñado su dentadura de tiburón.

El pleno de personajes de casa hemos tratado el tema de la libreta. Hay que dársela a la Cotilla pero a ver quién es el guapo, o guapa, que mete la mano en la pila. Yo no, desde luego.

Después de mucho pensar y discutir no salió ningún voluntario. Pepe el jibarizado nos dio la solución al decir: OOOOOOOOOOOOOOOOOO:  Solo hay una persona en éste mundo que sea capaz: el señor Li. Naturalmente, engañándole... un poquito. Así que fui a su tienda y le dije que me habían regalado unas cuantas gambas gordas. De esas que tanto le gustan. El señor Li se emocionó: - ¡Tu plepalal gambas goldas al ajillo pala mi! - Con mucho gusto pero hay un problema: Me da miedo cogerlas. ¡Mucho miedo! 

Sonrió de oreja a oreja y dijo: - Vamos a tu casa, boba de Colia,

Antes de llegar ya se había arremangado. En el comedor hizo una paradiña y metió el brazo en agua de mar, hasta el sobaco gritando: - ¡BANZAI! - y lo sacó con el barco hundido en la mano. - ¿Qué sel esto, nena? - Parece un barco hundido... (dije mientras se lo arrebataba y él volvía a meter la mano) Entonces fue cuando retumbó el edificio entero: ¡¡¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAY!!!

 Ahora son dos los pacientes ingresados en el hospital con coma etílico... y un brazo larguísimo, cosa que los está haciendo famosos en el mundo entero porque los visitan y estudian los más grandes sabios de la actualidad.

Y a mi plín porque tengo en mi poder la cartilla del banco, de la Cotilla... sin que la sirena lo sospeche.

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