martes, 23 de julio de 2024

Juegos Olímpicos:

Al entrar en la salita he visto que una de las ramas del árbol de la calle, ha entrado por la ventana colocándose en primera fila frente al televisor. - ¿Qué haces aquí? - Guardar sitio al árbol para ver la apertura de los Juegos Olímpicos de París. - Pues con vosotros delante, los demás no veremos nada. - A mi, plín (soltó la rama, que era joven y pendenciera)

Salí al balcón para aclarar conceptos con el árbol de la calle. - ¿Quién es esa frescales que has mandado a coger sitio en la salita? - ¡Tronco de mi tronco y sabia de mis venas! - Que bien. Pues tanto gusto pero ésta es mi casa y la tele está para verla todos los que estamos aquí, en igualdad de condiciones. - Bueno, bueno, bueno... Ya se verá.

Presintiendo que iban a quedarse sin ver el Sena, los habitantes de casa lanzaron una protesta contra la invasión salvaje:. - ¡FUERA, FUERA, FUERA! 

Mientras tanto mi primer abuelito, secándose una lágrima emocionada, lanzó un suspiro (de España) - Nunca me acostumbraré a ver las Olimpiadas desde los lugares más inverosímiles, nena. Recuerdo que, antes de venir al Más Allá, tu abuela llenaba la casa de gente a quien yo tenía que atender como si fuera un camarero, lo que siempre me impedía ver la inauguración completa. Ahora es distinto. Oscar de la Renta y sus compañeros, trabajan en los maravillosos sudarios, dos para cada día, que estrenaré durante los Juegos. Me gustaría ir con la Momia ¡que gran mujer! - Otra lágrima descendió por las facciones de mi primer abuelito hasta estrellarse contra el suelo del comedor y soltar otro de sus sonoros suspiros (de España)

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¿Verá la Inauguración, Cotilla? - No podré. Me debo a mi público, nena. Los cepillos de las iglesias son como las vacas: hay que ordeñarlas a diario.

- Buena noches, abuelito... - Buenas noches , nena...

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