jueves, 11 de julio de 2024

¿Qué va a pasar? ¡Y yo que sé!

He pillado a Pascualita abanicándose, como si no hubiera un mañana, con mi libreta de banco. - ¡¿Pero, pero, pero...?! - De un tirón se la arranqué de las manos. - ¡Esto no se toca, jodía! Es algo muy personal y ... Un momento...

Por las cantidades escritas bien pudiera ser del señor Li .. o de mis abuelitos. Incluso de GeoooorgeBrexit el mayordomo que, desde que ideó las paellas echas con té, su caché ha subido como la espuma. Y, sobretodo ¿cómo ha llegado a mi casa? Esto es cosa de la Cotilla. Al paso que va, acabará en la cárcel.

Busqué la primera página de la libreta y ahí estaba el nombre y demás datos de... ¡¡¡LA COTILLA!!!

Pero si tiene ¡millones! ¡Y va diciendo por ahí que no le llega la paga hasta fin de mes!

Mi primer abuelito amerrizó en el agua de la pila de lavar del comedor - ¡Ay, que a gustito se está aquí! (suspiró) - Tuve una corazonada: - ¡Tu lo sabías! (le acusé) - Sí, claro. - Y no me dijiste nada. - Porque no te lo puedo dar todo mascado, nena. Nos lo tienen prohibido. Un alma debe salvarse por sí misma. No les gusta el favoritismo a los Jefes.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! - ¡Oh, noooo. La Cotillaaaaaaaaaaa! 

Con su libreta en mis manos me sentí carne de presidio. Con los nervios a flor de piel y sin saber qué hacer, un tic en mi mano derecha solventó el entuerto: la libreta salió volando, cayó en la pila de lavar del comedor y desapareció, llevada por la sirena, dentro del barco hundido...

 

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