martes, 2 de julio de 2024

Dichosa Cotilla.

El concierto de pitos de la calle anunció la visita de la abuela y el mal aparcamiento de su rolls royce en la parada del bus.

Entró en casa con las gafas de sol puestas y cara de guasa: - "Me han dicho que tienes la casa como los chorros del oro y no me gustaría que un relumbrón de las baldosas me dejara cegata" - Brillar sí que brillan. - "¿Es la ansiedad de darme un bisnieto antes de que se te pase el arroz, lo que te ha llevado a estar todo el santo día sacando lustre al suelo?"

Una voz sonó a mis espaldas: - ¡Yo quelel escoba y flegona que señola Cotilla lobal a mi!. - El señor Li, con los brazos en jarras, estaba ante la puerta abierta de casa que a Geoooorge se le olvidó cerrar. Luego, en dos zancadas se plantó en la cocina. Momento que proveché para meter a Pascualita, chorreando, en el bolsillo del delantal. - ¿Dónde estal escoba y flegona? (preguntó el señor Li a Geoooooge que se disponía a preparar una de sus famosas paellas con té) - ¿Sorry? 

Haciendo valer mi prerrogativa de dueña de la casa, me planté delante de la puerta de la despensa, dispuesta a defender mi castillo. - ¡Largo de aquí! Todo lo que hay en casa ¡ES MIO! - Flegona y escoba ¡NO!

Del interior de la despensa me llegaron unos sonidos apagados, como cuando alguien se esconde asustado. Entonces empujé al señor Li hasta la escalera. Sorprendido y apunto de caer al vacío, dijo viendo el delantal mojado: - ¿Tu dal a mi gamba golda? 

Preferí darle con la puerta en las narices. - ¡¡¡PAPAM!!!

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