Pascualita está de los nervios viendo como engalanamos la casa. Todo el mundo ayuda a la decoración de sus posesiones y, sin embargo, su zona de confort (la pila de lavar del comedor) está como siempre. Sosa.
Mi primer abuelito se ha presentado preguntándome que a qué viene esto. - ¿Ya has encontrado novio, nena? - Todavía no... - Y entonces ¿todo ésto? - Celebraremos unos cumpleaños. - ¡¿El de tu abuela?! jajajajajajaja ¿Y cuántas velas vas a poner? Porque eso es TOP SECRET. - No se me ocurriría ¡No quiero morir joven! jajajajajajaja
Mi primer abuelito dejó escapar un sentido suspiro y una lágrima rodó por sus mejillas por la juventud perdida antes de tiempo. - ¡Huy, perdón! - Bah, nena. No te preocupes. Soy un sentimental ...
La seda salvaje rojo fuego de la que estaba hecho su sudario, crujió mientras se iluminaba su cara a la luz de la lumbre. - Pascualita está contenta de que te hayas acordado de su cumpleaños. - No sabía que hoy... ¿Seguro que es hoy? - Si ella lo dice... ¿Cuántas velas pondrás en la tarta? - Mucho me temo que no hay en todo el mundo la cantidad suficiente de velas para tantos milenios. - La Cotilla siempre tiene...
Sentada en el borde de la pila de lavar, la sirena escuchaba nuestra conversación.
- Tendrías que pegarle fuego a bosques enteros... - Eso no está bien. - Tienes razón pero será dolorosa su decepción. - Las penas con chocolate son menos ¿no crees, abuelito? -¡¡¡TOTALMENTE!!!
Más tarde todos dimos buena cuenta de unas tartas de chocolate.
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