jueves, 9 de mayo de 2019

El orinal aristocrático.

Pascualita parece haberse habituado al orinal aristocrático pese a ser mucho más pequeño que el acuario. ¿Se habrá enterado de que en él se sentaron los culos de los personajes más encumbrados del siglo XVIII? De éste bicho se puede esperar cualquier cosa.

Me llamó la abuela. - "Nena, que dice la Momia que cuándo vas a devolverle el orinal" - ¿No me digas que lo necesita? - "Sí te lo digo. ¿No ves que es, además de una herencia recibida, un recuerdo de familia?" - ¿Y dónde meto a Pascualita? - "¿Dónde está la sirena? En tu casa ¿verdad? Pues, ¡hale! ya estás buscando una solución al problema"

Y colgó. ¡Que fácil lo tiene la abuela! dice que Pascualita es suya porque, desde que está con nosotras, se le ha curado el asma. Y la quiere ¡muchísimo! Pero, en cuanto tiene que molestarse un poco, si te he visto no me acuerdo ¡Que barra tiene!

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Voy a llevarme el orinal éste que, ya de dirás que pinta encima del aparador del comedor. ¡Es antihigiénico, boba de Coria! - ¡Ni se le ocurra poner sus zarpas sobre él! - ¡Heeeeey, menos lobos, Caperucita! El caso es que ya lo tengo apalabrado a un friky con posibles. - ¡¿Quién le ha dado permiso para hacer ésto?! - ¿No quieres ganarte unos euros? Este pagará bien. Vendrá ésta noche para cerrar el trato pero, claro, primero quiere verlo ¿Lo entiendes, verdad?

- El orinal no es mío, Es de la Momia. - Mejor me lo pones. Esta no se entera de nada mientras tenga a su lado a los cubanitos culito-respingones. - ¡JA! Qué se cree usted eso. Hoy mismo me lo ha reclamado. - Que casualidad (dijo con recochineo)

- Pues el fulano que lo quiere pagará una fortuna por él. ¡Diez mil euros! -¿Por un orinal viejo? - Viejo no, antiguo. Que perteneció a Luis XIV de Francia, ya sabes, el Rey Sol.

Quedé boquiabierta - ¡¿Qué me dice, Cotilla?! Eso no me lo habían contado. - Me lo inventé el otro día hablando con el tipo ese. - ¡Eso es un fraude! - ¡No! Eso es vender la moto. -

Cinco mil euros para mi, es una gran fortuna. Pero, por más vueltas que dimos, no encontré ninguna excusa convincente que darle a la bisabuelastra. A la Cotilla la convencieron todas. Al final dejamos el tema en manos de la abuela a cambio de una ganancia, claro. Cuanto más tiene, más quiere la pardala. Mis cinco mil euros se reducirán bastante pero, algo es algo.

Y la pregunta que queda flotando en el aire, es: ¿DÓNDE METERÉ A PASCUALITA?

No hay comentarios:

Publicar un comentario