sábado, 4 de mayo de 2019

La carta de Trump.

Los abuelitos están que trinan contra mi pero todo es pura envidia cochina. El no puede asimilar que, siendo quién es en la isla y en la política, el Presidente de los Estados Unidos me haya mandado una carta ¡a mi, que no soy más que un número de la Seguridad Social1

 Me costó trabajo entender que estaba recibiendo una carta llegada desde el otro lado del Atlántico. Pensé en guardar los sellos por si algún día me daba por coleccionarlos. Pero cuando vi la firma de Trump decidí guardarlo todo. Es más, ¡enmarcaría sobre y folio!

Corrí a la tienda de los chinos del señor Li. Él no estaba en ese momento y le esperé porque ¡no hay placer mayor que ver como les rechinan los dientes de envidia a los que te rodean!

Los abuelitos se presentaron en casa para verificar que no me estaba tirando un farol: - "A ver esa carta. Seguro que te has confundido de remitente" - Que noooooo, abuelaaaa... - "Pero... ¿la has leído?" - Claro. - "Verdad que te he dicho muchas veces que no eres más tonta porque no te entrenas" - Mogollón. - "Ahora tengo que decirte que puedes ser más tonta aún... Andresito, trae el chinchón que nos va a hacer falta."

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaa! ¿De quién es ésta carta? ¿Os anuncian el cobro de una herencia de un tio de América? ... - ¡Es de Trum, Cotilla y me escribe a mi! - ¿A quién has matado? - ¡¡¡COTILLA!!!

- El abuelito se tomó una copita de licor, carraspeó y habló: - Aquí dice que te declaran Persona non Grata y te prohiben la entrada en Estados Unidos para toda la vida por atentar contra el Primer Almirante de la Flota Estadounidense, estando él en el buque, por lo tanto en sagrado suelo patrio de la bandera de barras y estrellas. - ¡¿A qué es chulo lo que dice?! (yo estaba encantada, sin entender muy bien de qué iba eso)

El pobre señor ha sido cesado de su cargo por motivos personales y sanitarios. Tiene un gran complejo de inferioridad.  No puede salir a la calle con cara de Popeye. La gente - ¡Quiere ver a su héroe auténticos! Han llenado su domicilio de toneladas de botes, bolsas, cestas, etc. etc., de espinacas. La mujer del Almirate ya no sabe que hacer con ellas. Y, a pesar de que se ha dicho que no envíen más, su mujer pide lo contrario. ¡El Pueblo americano se vuelca con su Almirante que se pasa el día llorando y ha hecho retirar todos los espejos de su mansión,

- Pero, ésto es una deshonra para tí, nena y para toda tu familia, o sea: ¡nosotros! Cariño, (Andresito se dirigió a la abuela) prepárame un buen vaso de chinchón on the rock que lo estoy necesitando.

Mientras hablaba, yo me dedicaba a valorar en qué pared colgaría el marco con la carta y el sobre. Y observaba a la sirena que, desde el borde del orinal aristocrático, ponía los dedos en posición OK.

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