domingo, 19 de julio de 2020

Al sol que más calienta.

Los tres habitantes de ésta casa estamos achicharrados. Rojos como las gambas de Sóller. Y despellejándonos como hace la Cotilla cuando tiene a alguien entre ceja y ceja.

Esto nos pasa por dormirnos en el balcón como ceporros mientras el sol se ensaña con nosotros el muy jodío. Estamos en un ¡aaaayyyyyyyy! Voy por casa tal como me trajo la comadrona al mundo porque no aguanto que me roce la ropa. Pascualita encuentra consuelo al dolor permaneciendo bajo el agua del acuario y Pepe el jivarizado no para en todo el día de hacer ¡OOOOOOOOOOOOOOOO!

Esto es un sinvivir. La Cotilla dijo que para las quemaduras lo mejor es la manteca de cerdo y me puse toda la que encontré en la nevera pero, cuando salí al balcón un ratito, para sentir el aire fresco de la mañana sobre mi piel, el sol me vió y dispuesto a distraerse un rato, apretó su calor y ahora, además huelo a tocino frito.

No puedo contarle nada de esto a la abuela porque se parte de risa. - Oye, que yo no me río... - "Porque eres muy sosa, nena. Así te luce el pelo con los novios jajajajajajajaja ¡¿Y a qué dices que hueles?!" - A tocino frito... - Jajajajajajajajaja - ¡Abuelaaaaaaa!

Recurrí al árbol de la calle y me subí a la primera hojita que se me puso a tiro. Al abrir los ojos hacía tanto frío que los dientes me castañeaban. Un largo carámbano pendía de mi naríz y no me sentía las orejas. El paisaje que me rodeaba era blanco. El ruído que se escuchara era NADA. ¿Me había muerto sin enterarme? Unos pasos más adelante había un cartel que ponía: - POLO SUR. TEMPERATURA: UNA BURRADA BAJO CERO.

De pronto, a mi nuca llegó un aliento calentito seguido de un feroz rugido. Y al volverme, con cuidado, para no perder ningúno de mis miembros congelados, tenía a un palmo de distancia unas fauces armadas con colmillos de sable... ¿Sable? ¡¡¡¿Periodo Glacial?!!!

Nunca he vuelto al árbol de la calle tan deprisa y batiendo records. ¡Que bien se está al solecito!

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