lunes, 20 de julio de 2020

El trípode.

Esta mañana he metido, a duras penas, a la sirena en el termo de los chinos. Hay que ver como encoje éste trasto con los años. Me lo he colgado al cuello. En una pequeña mochila que me trajeron los Reyes hace ya la tira de años y está un poco comida por la polilla (que le vamos a hacer, a todos nos gusta comer y a las polillas también) he metido unos bocadillos, un termo con chinchón fresquito y a Pepe lo he colgado, en plan llavero, en una de las asas de la mochila y nos hemos ido a la playa. ¡Ya va siendo hora de que me de un buen chapuzón!

Después de visitar playas, de coger todo el sol de la mañana, de ser recibida con frases como ésta: - Lo siento, el aforo está completo. - Pero no quiero aforo sino arena y agua... - Y encima, no lleva puesta la mascarilla. - ¿No irá a multarme?

No pude entrar en ninguna playa. Subía a un autobús y me bajaba para subir de nuevo tras prohibirme la entrada.

Pascualita estaba medio asfixiada de calor y quité la tapa del termo para que le entrara aire ¿fresco? ¡caliente! Harta de todo, saltó al pinar que teníamos cerca. Pepe soltó su OOOOOOOOOOOOOO
y yo utilicé su ojo-catalejo para mirar por él buscando a Pascualita.

La vi atrapada por la resina del pino contra el que se había estrellado. Fue una suerte que diera con ella porque estaba apunto de convertirse en un bicho atrapado en el ámbar para ser hallado, miles de años después, por un terrícola que se haría un colgante con ella.

En vista del "éxito" me senté bajo los pinos a escuchar a las cigarras. Saqué el bocadillo y el chinchón y la sirena y yo nos pusimos morados de comer y beber. El canto de las cigarras hizo su efecto y la modorra me durmió sin que me diera cuenta. ..

El sueño se convirtió en pesadilla y desperté sobresaltada en el momento en que el señor Li alargaba el brazo para coger a Pascualita que daba cabezadas. - ¡¡¡Quieto ahí!!! - El hombre se asustó y se quejó del manotazo que le di. - Yo quelel complal gamba golda... Tu pegal fuelte, jodía. - ¡La gamba es mía! - ¡Yo pagal! - ¡Y una porra! Se la quería llevar por la patilla. ¿La quiere? ¡¡¡TOME!!!

He sabido que el señor Li está en su casa después de largas horas en Urgencias. Según me contaron todos lloraban al verlo... de risa. Pascualita había clavado la dentadura de tiburón en las partes blandas de la entrepierna del chino y fue tal la hinchazón que le apodaron ¡El Trípode!

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