domingo, 27 de diciembre de 2020

Comida navideña.

 - ... y el Jefe de los municipales dijo no. - La abuela, por poco se atraganta con el champañ. - "¡¿Dijo NO?! Este me va a oir. ¡Andresito, mueve tus influencias. Llama a quién tengas que llamar y procura que, antes de ésta noche, ese Jefe sea destituído a municipal raso y que la nena y la Cotilla reciban su dinerito... del que descontarán el que me darán a mi por haberlas ayudado."

El abuelito carraspeó, molesto. - Hace tiempo que no tengo influencias (se puso rojo como un tomate) - "¿Con eso me estás diciendo que no quieres ayudar a nuestra nieta y a mi amiga?" - ¿Eh?... ¡No, ni mucho menos! Es que... - "¿Estás oyendo a tu hijo?" (la abuela se dirigía a la Momia) - Ha salido a su padre. Parece que se va a comer el mundo pero se deshinfla al primer contratiempo. - ¡Mamá! - ¿Vas a dejar que mi única bisnietastra se quede sin la comisión que le corresponde?

El pobre Andresito cambió el condumio por el bebercio, apocado ante la artillería pesada de las dos mujeres más importantes de su vida. 

Quién no se perdía detalle de lo que pasaba en la mesa del comedor, era mi primer abuelito que últimamente, parecía haberse tragado el espíritu de Tarzán y las lámparas, las cortinas, los hilos de tender... se convertían, para él, en lianas.

Pascualita, que iba en plan broche en la solapa de la abuela, miraba a ambos lados tratando de sopedar a quién debía atacar primero. 

Por fin, quien abrió la boca fue Geoooorge. - Womans estar majaretas. Ser delito comisión... - Lo será en tu pueblo, inglés. Abuela, tu mayordomo te ha llamado loca. - Y sin pestañear, le dio tal pescozón al pobre que hizo palmas con las orejas. Desde ese momento, estuvo callado y bebiendo con Andresito.

Mi primer abuelito volaba por casa como una mariposita atraída por la luz. Estaba tan encantado con sus exhibiciones, que solo podía ver yo, que ahuecó los brazos, las servilletas rojas cayeron al suelo y al quedarse sin alas, él también cayó ¡dentro de la sopera! 

Mientras todos buscaban, asombrados, el por qué de las salpicaduras, yo me hacía la despistada intentando sacarme un trozo de lechuga de entre dos muelas.

 

 


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