miércoles, 2 de diciembre de 2020

Se acerca la Navidad.

 

 Al salir a la calle he dado una media vuelta con tanto arte que hasta me han aplaudido. ¡Que frío! 

He corrido escaleras arriba en busca de ropa: jersey de lana, anorak, botas, bufanda, guantes... Me decía a mi misma: - ¡Que más, que más! - y cosa que se me ocurría, cosa que me ponía. Al final no podía moverme. Estaba embutida como una sobrasada. Y después me he desprendido de capas de ropa como  una cebolla.

Aaaayyyyy, con lo bien que se está en verano, con aquel calorcito, el sudor empapándome de arriba abajo, entrando en los ojos y escociendo a más no poder...

Pascualita, subida en el borde del acuario, no me quitaba de encima esos ojos saltones de pez. - ¡No me mires que me crispas! - Al no darse por aludida, le tiré una bufanda a la cabeza y eso la sublevó. Se zambulló y salió flechada hacia la mesa del comedor, con los mofletes inflados llenos de agua envenenada. Que subceptible es éste bicho. Me salvaron las gafas de sol.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! - La Cotilla volvía a las andadas porque llegó cargada de velones, velas y velitas de todos los tamaños y grosores, fruto de la rapiña en las iglesias que "limpia". - ¿No irá a montar otro altarcito a los Amigos de lo Ajeno? - Tienes el corazón más duro que el cemento armado ¿No ves que se acerca la Navidad? - Sí, y comeremos turrón ¿no es eso? 

Levantó la cabeza haciendo que su nariz apuntara al techo, ofendidísima; entró en la salita y se encerró en ella. - ¡Abra, Cotilla! - Pero no lo hizo hasta acabar el altar que estaba presidido por una foto, recortada de alguna revista, de una mujer. Después de mirarla, dije: - No es la Pantoja... - ¡Claro que no!

-  Es la esposa de mi gurú Bárcenas. - ¿Y porque está aquí? - Para inspirarme en la recolecta que iniciaré éstos días para que pase la Navidad como Dios manda, con unas botellitas de Möet Chandon, unas cajitas de caviar, un... - ¡Vale ya! ¿Y no le bastaría con una botella de chinchón? - Que poca categoría tienes, boba de Coria. - Pues yo lo encuentro bueno. Y usted. - En eso tienes razón... ¿lo traes? - Lo hice y al pasar por el acuario le heché un buen chorreón al agua para congraciarme con la sirena.

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