lunes, 7 de diciembre de 2020

El árbol de la calle se pone fino.

 


Pregunto a Pascualita: - ¿En que se parecen las ensaimadas a las montañas de la Sierra de Mallorca? - Como no lo sabe se enfada, da un giro en el aire desde su atalaya en el borde del acuario, entra de cabeza en el agua y remata con un fuerte coletazo que me deja chorreando. - ¡Maldita sea, media sardina! Si no lo sabes, dilo.

Le traspaso la pregunta a Pepe. Me enfoca con su ojo catalejo y comienza con su OOOOOOOOOOO hasta que lo cubro con el azucarero... pensando que estaba vacío. - ¡Será posible que tenga tanto inútil a mi al rededor!

Mi primer abuelito, subido al florescente de la cocina, se parte de risa. - ¿De qué te ríes? (estoy muy suspicaz) - De que los árboles no te dejan ver el bosque, nena... ¡Inútiles dice! jajajajajajajaja

- ¿Alguien ha hablado de árbolessssss? - Me susurra al oído el árbol de la calle que, desde que se pinta "los lábios" habla como Sara Montiel. - Yo se la respuestaaaaa aaaa tu preguntaaaaa: - ¿Qué pregunta? - pregunto porque ya he perdido el oremus.

- Lo de la similituuuuud entre la Sierra y la, hummmm, ensaimadaaaaaa. - ¿Yo he dicho eso? - Exactamente, noooooooo... Tu eres más del campo que las amapolaaaassss, querida. En cambio yo, soy más intectuuuual.

- ¿Me vas a decir la respuesta o qué? - ¡QUÉ! jajajajajajaja Vale, vale, no pierdas la compostura. Se parecen en el manto blanco que las cubreeeeee, cheri: a la Sierra, la nieve... a la ensaimada, hummm, el azzzzzzzzzzzzzúcar... ¿A qué sssssssí? - ¡Que sí, coñe ya!

La voz del árbol de la calle se fue alejando de mi oído, diciendo: - No está hechaaaa la miiiiieeeel para la booooooca del asssnooooo... Asnaaaaa, en este casoooooo ...

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