martes, 15 de diciembre de 2020

Cumpliendo las normas.

 Andresito se aburre y trastea por toda la casa, abriendo y cerrando puertas y cajones.  Por donde pasa y mete mano lo deja todo ordenado ¡y después no encuentro nada!

En cambio él ha encontrado la caja donde guardo las figuras del belen. - Nena, vamos a montarlo. - ¿Tan pronto? Yo lo pongo el día de la Lotería porque, aunque lo que diga El Corte Inglés, para mi no es Navidad si no oigo el soniquete de los niños cantando los números del bombo.  

- ¿Y que más te da que lo montemos un día u otro si eres atea? - Hay que respetar la tradición. (que pesado) - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! Tienes razón, nena, (menudo radar tiene la Cotilla) las tradiciones deben respetarse, por eso ahora mismo voy a montar un altar a los Amigos de lo Ajeno... - ¡NO! Lo montaré yo (saltó Andresito) - Tuve que ponerme seria: - ¡No y no!

 - Desde lo alto de la lámpara mi primer abuelito aplaudía a rabiar. - Además, hay que ver cuántos personajes podrán estar en el Belen. - ¡Los que hagan falta! (dijo Andresito) - Me puse a enumerar: tenemos la Virgen, San José, el Niño, el buey, la mula, el Angel anunciador, seis pastores, más los Reyes Magos y sus pajes, que se pondrán después, suman: ¡18! Nos sobran 12 personajes... Y en su altar Cotilla, sobran muchos más porque anda que no hay gente en lo de la Gurtel. No hay altar que valga.

- ¡Tengo que ayudar, moralmente, a mi gurú Bárcenas! - ¡Y yo quiero montar un belen como toca!

Salí un rato al balcón. Bedulio, que pasaba por allí, me gritó: ¡Acuérdate de guardar las normas éstas fiestas o te pondré una multa que te dejará temblando.

Entré en casa e hice los descartes: en el nacimiento estarán Pascualita en plan Niño (sino la abuela me mata) los padres. Cambiaré a los animales por una caja de cerillas en plan estufa de butano. El Angel (aquí mi primer abuelito me hizo señas) ¡Yo, yo! y revolotearé sobre el Portal. (siempre le entusiasmó Supermán) - El pescador, porque un belén sin rio de plata es como un jardín sin flores. - Una vocecita gritó: ¡yo seré el pez! - ¿Pero no te habías fundido, bola de polvo? - Soy muy veleta yo. - Una hojita del árbol de la calle, se posó a mis pies. - ¡Yo seré la lavandera! - 

Escuché más ¡Yo, yo! pero ya eran seis. Misión cumplida... - ¡¿Lo monto, nenaaaaa?! -  QUE NOOOOOOOOOO...



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