sábado, 5 de diciembre de 2020

Que mal repartido está el mundo.

 Pascualita está inaguantable. Tiene el genio subido y no hay quien la tosa. - ¿Qué demonios te pasa? - Por toda respuesta me enseña los dientes de tiburón y me parecen más afilados que otros días. - Llamé a la abuela.

- Geoooorge, que se ponga mi abuela. - Madame decir... - Que diga misa. Mira lo que te digo yo, inglés. ¡Brexit, tururú! - Se ha cabreado como un mono y yo he disfrutado como un cosaco enterrado en un barril lleno de vodka.

- "¿Qué pasa, nena?" - ¿Por qué no te llevas a Pascualita a tu casa? No la aguanto más. - "¿Quién la encontró en aquella lata de sardinas?" - Yo, pero... - "Pues pencas con ella" - Pero la que tiene asma eres tú y la sirena quien te la calma. - "Las dos hemos llegado a tal grado de entendimiento, que me basta con saber que está contigo para que me haga el mismo efecto que si estuviera conmigo. Y así no hay peligro de que Andresito la descubra". - ¡Está insoportable! - "Estará en celo, angelico" - ¡¿Otra vez?!

Me toca aguantarme... Le he enseñado una botella, vacía, de chinchón y me ha puesto perdida de agua envenenada, menos mal que no me ha acertado. La he cogido por los pelo algas, he hecho molinete con ella y la he lanzado contra la ventana... que estaba cerrada. El cristal ha estado a punto de romperse. Y el bicho ha quedado como una pegatina , aplastada.

Aprovechando que estaba inconsciente, he abierto la ventana y la he tirado al árbol de la calle. Al girarme para cerrar de nuevo,he quedado en suspenso porque me ha parecido ver... - ¿Te has pintado los labios, árbol? 

¡Y tanto! llevaba todo el contorno, irregular, de la boca pintado de rojo pasión. - Voy vomitando cosas del bolso de la Cotilla y ayer salió una barra de carmín. Nunca he estado más sexi. Los otros árboles pierden sus raíces para acercarse y meterme mano. Y yo me dejo querer.

¡Hasta el árbol de la calle tiene pretendientes y yo no! 






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