martes, 19 de enero de 2021

La abuela está celosa.

 Sin querer he destapado la caja de los truenos. Por un simple comentario... sin mala intención ¡Lo juro por Pascualita!

Como ahora no podemos vernos, hablo por teléfono con la abuela y como no le veo la cara cuando hace gestos o muecas, no puedo evaluar si lo que le digo le gusta o no. El caso es que llevabamos un buen rato hablando de Pascualita. De lo gordinflas que se ha puesto y lo que me está costando que vuelva a su talla porque le ha entrado un apetito tan voraz que no gano para comprar algas marinas que, antes, no tocaba.

El caso es que en la conversación salió a relucir mi primer abuelito: - Está perdiendo el pelo de la dehesa. Se está volviendo muy elegante... - "¿Ese? me rio yo... ¿Acaso va de frac?" - Lleva unas túnicas preciosas. - "¿Túnicas? No creo que le peguen nada. Antes siempre iba de trapillo. Decía que las corbatas son para bodas y comuniones... ¿Seguro que es mi ex?"

Sin comerlo ni beberlo, la charla se convirtió en un interrogatorio de libro. - "¡¿Un monóculo?!" - Está guapísimo con él. - "¿Pero..., pero..., pero...?" - Es el amor, abuela. Está coladito por los huesos de la Momia. - "¿Por mi suegra? Pero si es mucho mayor que él." - Es una gozada verlos juntos... - "¡¿Los ves?! Tu vas ciega de chinchón y me estás vacilando. Y ahora me dirás que ellos también se ven" - Quedé boquiabierta: - ¿Cómo lo sabes, abuela? - "¡Me lo estás contando tú, boba de Coria!"

Pascualita, desde el borde del acuario, me oía discutir pero no sabía con quién. Por eso se la veía indecisa entre tirarme un buchito de agua envenenada a los ojos o seguir intentando saber qué pasaba. Ante la duda, me coloqué al otro lado de la mesa del comedor.

Mientras, le expllicaba a la abuela que la Momia, al tener taaaantos años, empezaba a trasparentarse. O sea, que tenía un pie aquí y el otro en el Más Allá y eso daba lugar a poder verse. Es una cosa que sabe todo el mundo.

- "¿Y está... guapo?" - ¿Quién? - "El... " - Ahora no sé de quién me hablas, abuela. - "¡IMBECIL!" -Su voz sonó fuerte y clara. Tanto que Pascualita descubrió con quien discutía yo y no me dio el buchito porque reaccioné como un gato: saltando lejos de ella.

Mientras recogía el agua caída, la abuela entró como un tifón del mar de la China. - ¿cómo... has... venido... tan... - "¡Tengo un rolls royce, alma de cántaro! ¿Dónde está?" - Aparcado en la parada del bus como siemprAAAAAAAAAYYYYYYYYYY!!!

Menudo capón. Y la traidora de la sirena me enseñaba los dientes mientras hacía la señal de OK.

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