viernes, 29 de enero de 2021

La okupa.

 La Cotilla está de capa caída. Hasta ojeras que le llegan a los pies, tiene. Cada vez le es más difícil llegar a fin de mes porque el sueldecillo que se sacaba "limpiando" cepillos de las iglesias se ha reducido debido a que los fieles, por culpa las restricciones por el coronavirus, entran por cupos a oir misa.

Por otra parte el señor Li ordenó a sus trabajadoares que, quien dejase en la calle una caja de mercancía sin vigilar, sería sometido a un tormento chino.

Tampoco puede vender de día los artículos del súper encontrados en el contenedor del mismo la noche anterior. Canta mucho la fecha de caducidad y encima, ahora están más buscados que antes.

Y no le ayuda mucho el dormir a salto de mata como hace todas las noches...

Siguiendo la Ley de Murphy, para rizar el rizo, su casa, la del 4º, ha sido invadida por okupas. Me lo dijo la vecina del mismo rellano: - Ay, nena. Que mala suerte tiene la pobre. Dile que le han invadido la casa.

En cuanto la vi se lo dije. - Lo siento mucho, Cotilla. - Ahora no me quedará más remedio que quedarme aquí a vivir... - Por eso digo que lo siento mucho. - ¡Que jodía eres!

Incluso la abuela se apiadó de ella. - ¿Te la vas a llevar a la Torre del Paseo Marítimo? - "Apaga ese brillo de tus ojos, boba de Coria. Le compraremos un colchón y podrá dormir en el suelo de la cocina" - ¿Andresito está de acuerdo? - "Lo ha dicho él" - Con razón sois ricos. - "¡Envidiosa!" 

Por la tarde me encontré con una persona, no conocida, entrando en la finca y le pregunté si vivía aqui: - Si, en el 4º. - Le grité: ¡¡¡OKUPA, MÁS QUE OCUPA!!! - ¡Oiga, que yo pago el alquiler como toda hija de vecina!

Justo en ese momento, entró la Cotilla que, a saber de dónde vendría. La señalé con el dedo y le dije a la mujer: - ¿Es esta su casera? 

Entramos en casa dando gritos: - ¡La única okupa que hay aquí es usted queriendo ocupar mi casa por la patilla! 

Pascualita emergió del fondo del acuario y nos vio discutir sin saber quien tenía, o no, razón. La cuestión es que quiso zanjar la escandalera y tiró un buchito de agua envenenada a mis ojos... ahora convertidos en ojones a punto de saltar fuera de sus órbitas ¡La madre que la parió!


 

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