martes, 5 de enero de 2021

Noche de Reyes Magos.

 - ¡Ay de lo que me acabo de enterar, Pascualita! Resulta que ésta noche llegan los Reyes Magos de Oriente ¿Y por qué no avisan? Con lo fácil que hubiese sido darme un golpe de teléfono. Pues no he comprado habas para los camellos ¡Ah, se siente! 

- Con la de años que hace que nos conocemos y siguen haciéndome faenas. Desde que nací les  pido una bicicleta ¡Una puñetera bicicleta! y nada, que no me la traen. He llegado a pensar que no les gusta el ciclismo. Es que los ropajes que llevan parecen adecuados para pedalear.

- La abuela me aconsejaba, ya hace años, cambiar de regalo. Pero no me daba la gana. La ilusión se convirtió en cabezonería y supongo que a los Reyes les debió pasar lo mismo. Y ahora tenemos una especie de pugilato para ver quién aguanta más, si yo pidiendo la bici o ellos no trayéndomela.

- Esta noche pondré los zapatos que fueron de mi primer abuelito, porque son talla 46. No vaya a ser cosa que, al ser sus Majestades tan mayores y emperrarse en no ponerse gafas, no vean los míos... 

La rama del árbol de la calle llamó a los cristales del balcón. - ¿Es algo urgente? (preguntó el cristal) Es que ahora está la casa caliente y si abro para una tontería, se irá el calor. - El árbol aseguró que era por una cosa importante.

La cristalera se abrió y como, realmente, era importante lo que dijo el árbol, el calor no se fue porque es del gremio de los Cotillos y quiere enterarse de todo.

La noticia era que los regalos amanecerán en el árbol en lugar de en el comedor como toda la vida de Dios. - ¿A qué viene ese cambio? (pregunté) - Así serán más frescos. 

El racionamiento me pareció perfecto. 

Pascualita y Pepe no tienen zapatos. - Pues os quedaréis a dos velas, guapitos, porque vuestras excusas son flojas: tengo cola o no tengo pies. O sea que me da igual, que me da lo mismo.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Toma, mis botas de montar a caballo. Pónlas con los demás zapatos ¡A ver que me traeran los Reyes! - ¿Desde cuándo tiene usted un caballo? - Desde ésta noche si me lo traen. - ¿Y dónde dormirá? - ¿Duermen?. Siempre tienen los ojos abiertos. Bueno, ya lo pensaré. - Y salió como una exhalación.

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