jueves, 28 de enero de 2021

La Cotilla.

 Desde que los abuelitos y Geooorge se han instalado en casa, la Cotilla anda por ahí como pollo sin cabeza. - ¿Y dónde duermo yo? 

Todas las noches igual. Y lo que es peor, aprovecha que estamos durmiendo para meterse en nuestras camas. Hace poco Geoooorge se levantó gritando del sofá cama de la salita cuando sintió que "algo" le echaba el aliento en el cogote. - ¡Ser fantasma del Brexit! ¡Aaaaaaayyyy! - Su dedo meñique del pie derecho se estampó contra la pata de la mesita de centro que había sido desplazada de su sitio.

Asustados, corrimos a ver que le pasaba. Al encender la luz  encontramos al inglés desencajado, tembloroso, llorando a lágrima viva de dolor - "¿Qué  te ha pasado?" - ¡Fantasma respirar a mi y cambiar mesita! 

Miré a lo alto de la lámpara pero no estaba mi primer abuelito. Una rama del árbol de la calle repicó en el cristal de la ventana movida por el viento y a todos se nos puso la carne de gallina. Pero el sueño nos vencía y volvimos a nuestras camas. 

Al acostarme, más dormida que despierta, lo hice al borde de la cama porque no había más sitio. Poco después estaba helada. No tenía ninguna manta encima. Las busqué y tiré de ellas cuando encontré un pico. Pero las mantas estaban firmemente agarradas a... - ¿A qué? (me dije mientras encendía la lámparita de noche) - ¡¡¡COTILLA!!!

Pascualita, que ahora se pasa la vida en mi cuarto, dentro de una pecera, se sobresaltó. Cosa que me vino muy bien porque dio un brinco y fue a caer, chorreando agua, en la espalda de la Cotilla que salió huyendo ante tan desagradable sensación.

 


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