domingo, 24 de octubre de 2021

Bebedor de agua caliente.

 - "Geooooorge ha ido al mercado a comprar marisco para una paellita. La haremos en tu casa ¿te parece bien?" - De mil amores, abuela. - "Le he prometido que no dejaré que te acerques a él. Ya estás avisada. Piensa siempre que, si tengo que elegir entre tú y él, me quedo con él. ¿Valeeeeeee...?"

Tuve que decir que sí, que remedio me quedó. Y me escoció saberme el último mono de la casa pero duró poco el escozor en cuanto recordé que lo importante de todo lo hablado era ¡que iba a comer paella de marisco!

Al entrar en casa, el inglés se pegó a la abuela como una lapa. Incluso mi primer abuelito se dio cuenta y grito: - ¡Heeeey, franchute, que corra el aire! - No es francés sino inglés. Por cierto, tanto la abuela como yo, queremos que sea el padre del vuestro futuro bisnieto ¿qué opinas? - ¿Qué bisnieto saldrá de un tío que se pasa el día bebiendo agua caliente con hierbajos? - Huy, pues no había pensado en esto. Tienes razón... - ¡Naturalmente!

Como por arte de mágia, en cuanto me puse a poner la mesa, la Cotilla apareció por el pasillo con un trotecillo cochiquero camino del comedor. - ¡Avemariapurísimaaaaaaa! ¡Me apunto! 

Durante la comida Geooooorge no se apartó de la abuela a pesar de que no me moví de la silla. Aunque lo intenté: - ¿Llevo los platos sucios a la cocinaaaaa...? - "Nooooooo..." - ¿Traigo la frutaaaaaa...? - "Que nooooo...?" - La Cotilla no nos quitaba ojo mientras chupaba cabezas de gambas sin descanso. Hasta que no pudo más: - ¿Por qué no puedes hacer nada, boba de Coria? - Porque el inglés tiene miedo de que me lo coma (dije con desparpajo y me gané un patadón en la espinilla por parte de la abuela)

Geooooorge había palidecido mientras a mi me salieron los colores del dolor. - ¿Te lo quiéres comer? jajajajaja ¡Deja que la niña se divierta, mujer, que ya va siendo hora! 

El mayordomo corrió hacia la cocina, cerró con llave la puerta y acto seguido se escuchó el ruído del fregadero. Entonces, sorbiendo los mocos y las lágrimas, grité: ¡Quiero la cocina como los chorros de oro o vengo a por ti y te hago padre!

Pascualita, desde la mesa de la Santa Cena a la que visita desde el día en que la estampé contra ella, porque desde allí tiene una visión más amplia del comedor, me hizo el signo de OK con sus deditos palmeados mientras me dedicaba su horrible sonrisa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario