lunes, 4 de octubre de 2021

Celos Reunidos Jeiper.

 Mi primer abuelito y la lámpara del comedor seguían discutiendo a cuenta de la lámpara psicodélica que yo pensé en un momento determinado de hace ¡cuatro días!

- Que cansinos sois. - ¿Por qué? (dijeron ambos al unísono) - Porque estoy hasta la coronilla de oiros. - ¿Y si hablamos de politica, de fútbol, de toros, de religión, de alterofilia... ¿ya no seremos cansinos? - Depende del tiempo que empleéis... - Te advierto que yo tengo cuerda para rato, bonita. Hasta que se me fundan los fusibles (a la lámpara del comedor no le gustó que le pusiera cortapisas y se me puso chula) Y mi hombre puede hablar hasta la Eternidad. 

- ¿Tú hombre?... ¡¿Mi abuelito?!... Pero si es un alma vagando per insecular seculorum. - Pero es más guapo que un San Luis ¿Tienes algo que objetar? - Ya he objetado al principio, María Manuela. - ¿Quién es esa? ¿Busca a mi hombre? ¡Le arrancaré los ojos! - ¿Te gusta ese nombre para ti? - No. Me suena a enemiga. - A ver éste otro: Doña Celos Reunidos Jeiper.

La lámpara del comedor rumió un rato y por fin exclamó: - ¡Me encanta! 

Solucionado un problema. Ahora ésta extraña, pero apasionada pareja, espero que guarde silencio muuuucho rato.

Sentada en el balcón con Pascualita veíamos caer las hojas del árbol de la calle que, al llegar al suelo se arremolinaban junto al tronco en un último y postrer esfuerzo por no separarse de su patria chica. 

El árbol, a medida que iba quedándose desnudo, estornudaba, tal vez disimulando unas lágrimas de añoranza ante la marcha de las hojas. - ¡Pónte la mascarilla, hombre, que seguimos en pandemia! - Ni siquiera me respondió. No volverá a ser el mismo hasta que, en primavera, le salgan las nuevas hojas.

De repente una alarma sonó en mi cabeza: - ¡Estoy apañada! Bedulio tambièn leyó mi pensamiento... - ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaa! Lo del Municipal es otra cosa. Ahora es espía. 

Por poco me da un infarto. Y casi descubre a la sirena.

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