sábado, 23 de octubre de 2021

El rugido del Dragón.

El rugido del Dragón llegó, abriéndose paso entre un oleaje de sueños, hasta mi cerebro y el terror hizo que saltara de la cama en medio de la oscuridad reinante de mi cuarto. El alarido que saliò de mi garganta después de dejarme el meñique del pie incrustado en la pata de la cama, recorrió todo el barrio y volvió a entrar por la rendija de la ventana de la cocina. ¡Anda que no estaba satisfecho el susodicho Alarido, de haberse ido por ahí de pingoneo!

Corrí despavorida por el pasillo mientras los muebles me atacaban, cosa que no encontré rara porque eran las horas brujas de la noche que es cuando pasan las cosas más inverosímiles y el rugido de un Dragón del medioevo en pleno siglo XXI lo es.

Conseguí encender la luz del comedor. Los invitados a la Cena dormian entre ronquidos sordos. Pascualita se asomó al borde del acuario para enterarse de a qué venía tanta claridad y, en cuanto me vi, volvió a meterse en el barco hundido.

Un nuevo rugido hizo que me escondiera bajo la mesa del comedor, lloriqueando. Pepe el jibarizado, al que había abandonado en una silla aquella misma tarde, movió su ojo catalejo buscando el motivo de tanto trajín. Al verme soltó su clásico - OOOOOOOOOOOOOOOOOO - pero sin temblores de pánico en su voz. 

Tuve que abrir yo el balcón porque la cristalera estaba en el mejor de los sueños y no se enteraba de nada. Un gorrión que soñaba, calentito en su nido, emitió un suave pío, pío y volvió a reinar el silencio a mi alrededor.

Me fui a la cama, coja y somnolienta además de extrañada porque ninguno de los de casa diera la menor muestra de desasosiego ante la amenaza del Dragón. 

La puerta de la calle se abrió y cerró. La Cotilla volvía de sus trapicheos nocturnos. Llegó cansada pero tranquila. -  Le susurré: - ¿No lo ha escuchado? - ¡¡¡AAAAYYYY, LA MADRE QUE TE PARIO, JODÍA. QUE SUSTO ME HAS DADOOOOOOO!!!

Al día siguiente se comentó en la radio local: - Ayer, otro periodista volvió a sitúar el volcán de la isla canaria de La Palma en la ciudad de Palma de Mallorca, del ARCHIPIELAGO BALEAR. ¡Manda narices! - Y eso, claro, me alteró el subconsciente.

 

 

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