viernes, 29 de octubre de 2021

La Luz.

 Es cierto que la luz está por las nubes. El árbol de la calle me ha llamado a grito pelado para que me asomara al balcón. Al salir, ha estirado una de sus numerosas ramas señalando al cielo. - ¡Mira! Por ahí va la Luz.

Efectivamente,la Luz, gorda como un cerdo cebado, haciendo brillar sus múltiples sortijas, pulseras, collares y demás joyamen que la hacían ir encorbada bajo su peso, se desplazaba, altanera, con unos esquís de oro que patinaban sobre montones de billetes de 500 euros que le salían por las orejas. 

La nube que le servía de peana móvil era de un color marrón tan sospechoso que me hice la siguiente pregunta: - ¿Será lo que creo que es? Pienso que si porque si no, a que viene que la Luz lleve una enorme pinza de la ropa (de oro, por supuesto) en la naríz?

El árbol, dándome un golpe en la espalda con una de las ramas, exclamó: - ¡Bien, nena! Has dado en el clavo. 

Saqué a Pascualita del acuario para enseñarle la Luz. - ¡Tenemos que ahorrar para que no se nos trague este esperpento y siga engordando! Aprende y cuando vuelvas a tu hábitat, si ocurre una sinrazón como ésta, ya sabrás qué hacer.

La sirena, sobrecogida por  la horrible visión que flotaba en las nubes, hizo la señal de OK con sus deditos palmeados y acto seguido saltó hacia la farola que está en la pared y, con su poderosa cola de sardina, hizo añicos los cristales y la bombilla que acaban de encender. No contenta con su hazaña, siguió saltando de farola en farola hasta que no quedó una sana en mi calle.

Cuando Pascualita llevaba un buen rato relajándose en su acuario llamaron a la puerta. Era Bedulio, el Municipal. - ¿Eres tu la rompefarolas...? - ¿Yooooo? ¿Con lo seria que soy?... Espera que preguntaré: - ¡Abuelito, ¿he roto yo las f... ?! ¡¡¡BEDULIOOOOO!!!

 

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