A la hora de comer llamaron a la puerta pero no salí a abrir porque no estaba en casa. Había ido a ver como los dragones chinos, que son un rato largos, corrían por la calle peatonal.
A pesar de sus negativas con la cabeza, me llevé a Pascualita en el termo de los chinos a ver la fiesta de su Año Nuevo. Por todas partes se veían farolillos chinos, vecinos chinos, comida china que compraban los mallorquines.
Vi a la Cotilla. Me dijo que, a pesar de la inflacción, la subida de precios, etc. etc., no le estaba yendo mal el negocio de "limpiar las carteras al prójimo"
Me alejé de ella y fui a parar a la tienda del señor Li: - Hola, boba de Colia. Yo estal contento ¡vamos a comel gambas goldas que tu plepalal pala mi! - Pues buen provecho y hasta la siega del tocino (dije mientras me perdía entre la gente) - Se me habían olvidado los gambones y su rebozado.
Mirando a derecha e izquierda, corrí para escapar de la venganza del señor Li cuando se diera cuenta del fraude.
Parada bajo la puerta china, con sus leones y todo, oteé el horizonte y vi venir hacia mi a los miembros de la mafia china. - ¡Estoy perdida! (pensé)
Una diosa china apareció sobre una nube dorada y colocándose a la altura de mis ojos, dijo: - Hola, boba de Colia. Señol Li quelel velte. Estal muy contento contigo... - No sé, no sé... - Familia de señol Li moldel gambas goldas y romplel dientes. Ahora señol Li pensal ¡Mañana montal negocio dentista!
La nube dorada empezaba a elevarse cuado la diosa china preguntó: - ¿Qué lleval en telmo? ¿Gamba golda? - ¡NOOOOOOOOOOOOOOOOO, QUE VAAAAAAAAAAAAA!
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