lunes, 30 de enero de 2023

El Dragón chino.

Pensar que había sido capaz de "torear" a una diosa china, por pequeña que fuera, me llenaba de orgullo y satisfacción y bajé la guardia que tiene que estar siempre en estado de alerta porque Pascualita puede salirme por peteneras

Con la tranquilidad que me daba ver que todo había acabado bien: No me perseguía la mafia china, el señor Li estaba contento porque iba a tener un nuevo negocio gracias a mi y lo que le pasara a la Cotilla, si es que le pasaba algo, allá penas; me dedique a pasear por la calle peatonal disfrutando de los puestecitos chinos y de la simpatía de los vendedores. 

Me hice una autofoto con Pascualita asomada a la boca del termo de los chinos.y haciendo la señal de Victoria con sus deditos palmeados. 

De pronto un dragón chino entró en escena haciendo las delicias de grandes y pequeños con sus serpenteantes movimientos y sus carreras a lo largo y ancho de la calle. Me acerqué a hacerle una foto y ese fue el momento en que la sirena dio un salto prodigioso y se metió dentro del Dragón que, en un visto y no visto, se convirtió en un montón de papelillos volanderos y sus portadores en pelones. Ni un pelo dejó la fiera corrupia en sus cabezas.

Todo eran gritos, alaridos, ayes, narices moqueantes y ojos oblicuos que lloraban en plan surtidor. La gente aplaudía a rabiar creyendo que estábamos asistiendo a una representación de teatro chino.

Me costó mucho trabajo coger a la sirena que saltaba de cabeza en cabeza haciendo las delicias del público. Pascualita es tan rápida que nadie pudo señalar al culpable de aquel estropicio. La cacé cuando saltaba del cráneo de la Cotilla al del señor Li. Afortunadamente, llegué a tiempo de que no le pasara nada.

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