domingo, 1 de enero de 2023

¿Sigo el consejo de mi primer abuelito?

- "Nena, no sé que le hiciste al Médico anoche pero está loquito por tus huesos. Te tiene presente en sus sueños" (a la abuela se la notaba encantada) - No sé si alegrarme o no (dije) porque si me pide matrimonio... - "¡Que te va a pedir, boba de Coria!" - Pienso que soy joven para casarme y aunque pide las cosas con educación, me siento presionada por sus peticiones ¡No quiero pasar mi juventud poniéndome Voltaren en los pies! - "¿Te estás oyendo? Con un marido así no tendrías que gastar ni un euro en psicólogos en caso de tener problemas matrimoniales. Le arreas unas cuantas patadas bien dadas y encima, te lo agradecerá" - Visto así...

Mi primer abuelito estaba muy serio en lo alto del Arbol de Navidad, sustituyendo a la Estrella de Belen. - Su voz sonó en mi cabeza: - Tengo que decirte una cosa, nena: No me gusta que a los toros te pongas la minifalda... No. espera que me he equivocado de sermón. No me gusta que desperdicies la fuerza de tu patada con el masoca ese. Dedícate al fútbol y te sacas unos cuartos para la vejez.

Estoy tentada de contarle a la abuela el consejo que me ha dado su ex pero me abstengo porque, con ésta mujer que todo lo tergiversa, puedo salir escaldada.

Llamaron a la puerta. El señor Li, acompañado por el miembro de la mafia china al que Pascualita dejó mondo y lirondo el otro día estaba muy serio. - ¡Feliz Año Nuevo, señor Li y compañía! - ¡Nalices!Mi no quelel felices, mi quelel vestido lojo que Cotilla lobal de mi tienda. - De repente me di cuenta que los ojos oblícuos del señor Li se abrían mucho mientras contemplaba mi escote. Estuve a punto de llamarle la atención cuando noté un movimiento conocido ¡¡¡PASCUALITA ESTABA INTENTANDO SALIR DE ALLÍ DE UN SALTO!!! 

Me tiré al suelo fingiendo un ataque de risa y mientras aproveché para meter a la sirena bajo la consolita de la entrada sin que aquellos ojos rasgados la viesen.

 - ¿Esto que sel? (preguntó el chino señalando el mueble)  - Una consola pequeña... - No tenel botones (dijo el jodío) - Ni falta que le hacen. - Y de una patada cerré la puerta en sus narices.

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