sábado, 28 de enero de 2023

¡Frío!

Hace tanto frío que no me atrevo ni a salir al balcón, ni siquiera a ver la tele porque la nieve inunda la pantalla y estornudo, a no ser que vaya bien arropada entre mantas y cojines y así y todo, sigo estornudando.

Pascualita lleva mucho rato sentada en el borde de la pila de lavar, cerca de la cual he puesto la estufa a todo trapo. - ¿Qué quiéres, media sardina? ¿comer? ¿ver el mundo desde otra prespectiva? ¿esperas al novio? jijijijijiji - Por toda respuesta ha sacado a pasear su dentadura de tiburón y he cerrado la boca. La voz del árbol de la calle me ha llegado a través de la cristalera. - La pobre tiene frío... como yo. - ¡Y como yo, no te fastidia!

Desde el cuadro de la Santa Cena llegaron murmuraciones: - Es una egoísta..., Lo poco que le costaría ayudarla.... Tanto como poco no sé yo... . dijo el de las treinta monedas.

Presté atención y quedé satisfecha cuando entendí que trataban de egoísta a Pascualita ¡Por fin me entendían! ¡Soy una víctima de su egolatría y...! - Siguieron hablando. - Algo le costaría. Recordad, compañeros, que ahora se paga por cada cosa que se usa... - ¡¿Eh?! ¿desde cundo paga la sirena por algo? Aquí santa Paganini soy yo ¡¿Yo?! Así que la egoísta sigo siendo yo. 

Estuve un rato despotricando contra todo hasta que se me acercó la bisabuelastra y me dijo: - ¿Tanto te costaría ponerle agua caliente a la pila de lavar? La pobre sirena tiene los labios morados de frío. 

Era verdad. Y también lo era que la Momia había descubierto a Pascualita... - No te preocupes, ni tu primer abuelito ni yo nos chivaremos. - ¿Desde cuando lo sabes? - Desde que soy tan vieja...

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¿Para que echas agua caliente en la pila si no lavas ahí? Pensaba que no podías ser más tonta pero veo que has entrenado para batir récords, jodía. - Sí, Cotilla.

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