sábado, 21 de enero de 2023

Ni come ni almuerza...

 A éste paso mis abuelitos no se irán nunca. Cada día hace más frío y nos juntamos más. Ya no comemos en la mesa del comedor sino en la de la cocina, con el horno encendido para calentarnos como hacía la gente antaño.

La Cristalera apenas se abre y cuando lo hago me monta un drama la tía. La cara que está dentro de casa no quiere que entre el frío. Y la cara exterior tirita tanto que acabará rompiendo los cristales.

El árbol de la calle ya no canta pero golpea las ventanas para que le deje entrar, aunque sea un trozo de rama, y calentarse. - Dicen que quién canta su mal espanta ¿Por qué no lo haces? - Porque estoy afónica y con unas anginas de caballo. - Y para rematarme han venido los de Parques y Jardines y me ha duchado ¡con agua fría! ¿Para qué tendrán el cerebro ésta gente?

Algunos ácaros han vuelto a casa. - ¿No os ha gustado la libertad? - Con éste frío, no. Saldremos en Primavera.

- ¡Avemariapuurísimaaaaaaaaaaaaa! - ¿Cómo le ha ido el trapicheo hoy, Cotilla? - Mal. Apenas me ha dado tiempo de juntar unos cuantos euros. Con el cuento del frío todo se hace de día y con prisas y así no se hacen los negocios. Además es mucho trajín: primero ir a las iglesias a "limpiar" los cepillos y recoger todos los cabos de velas, velitas y velones que pueda. Pasarme después por los alrededores de la tienda de los chinos del señor Li por si hay cosas "abandonadas" en su acera. Correr luego al punto de encuentro del trapicheo... Solo de pensarlo ya estoy cansada.

Nos sentamos a la mesa de la cocina y Geoooorge nos sirve unas humeantes tazas de te de las muchas que acabamos bebiendo durante el día, lo que nos obliga a ir, en santa compaña y con frecuencia, al váter a vaciar las vejigas. Mi primer abuelito no aparece por casa. Dice que le da vergúenza... Pues, como le dijo la abuela a su ex cuando se lo conté: - "Quién tiene vergüenza, ni come ni almuerza.

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