martes, 24 de enero de 2023

Sigue el frio.

 Estoy harta de sentirme como una sardina en lata y me he plantado dando un puñetazo en la mesa del comedor: - ¡¡¡PAPAM!!! 

- "¡Ay, nena; que susto!" - Hasta aquí hemos llegado. Ahora mismo nos vamos todos a la Torre del Paseo Marítimo.... "¡¿Qué qué?!" - Aquí estamos estrechos y allí hay varios pisos con salones y terrazas. - "Ya, pero... " - En la cocina no cabemos, en cambio la de allí es amplia y con un horno grande. Y hay tres hermosas chimeneas que dan calor de hogar. - Por mi, de acuerdo, nena (dijo la bisabuelastra) echo de menos mi cama. 

De repente, todos a la vez cantamos las excelencias de la torre del Paseo Marítimo y las carencias de mi casa. - Es que esto es un cuchitril impresentable (dijo la caradura de la Cotilla) - "Convendría llamar a Bedulio para que viniera  a ordenar el tráfico entre nosotros" - Abuela, sabes que el Municipal no entra en ésta casa ni harto de vino.

Andresito aprovechó la ocasión para decir: - Me gustaría saber qué le has hecho para que no quiera venir, nena. - "Cosas de pitopaúsico" - ¡Por favor, cariño! Una señora no habla de éstas cosas en público... ¿Cómo sabes que está pitopaúsico? - ¡Solo me faltaba una escena de celos! Hablábamos de irnos a la torre del Paseo Marítimo, así que no os salgáis por la tangente ¡Venga! ¿quién viene conmigo? 

La Momia se colgó de mi brazo y antes de dar un paso para salir de casa, la abuela hizo sonar las llaves de la suya. - "Me has convencido, nena. Tengo una casa que vale un potosí Así que ¡cada mochuelo a su olivo y adiós, muy buenas"

Y se fueron los abuelitos, la Momia y Geooooorge con el rolls royce camino de la bahía de Palma mientras la Cotilla y yo nos quedamos en el "cuchitril" y con un palmo de narices.

 

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