jueves, 5 de enero de 2023

Noche de Reyes.

Por fin escribí la carta a los Reyes Magos y opté por pedir algo clásico: la bicicleta que nunca me trajeron. Después corrí hasta el Ayuntamiento, luchando a brazo partido al tener que cruzar entre hordas de guiris apelotonados en las calles del barrio antiguo de Palma. 

Al entrar en el zaguán respiré hondo; afortunadamente los pajes no habían vaciado aún el Buzón Real y mi carta llegará a tiempos a las manos de los Reyes. Confieso que les he dado un poco de tralla porque, ya está bien de traerme cosas absurdas como retales de tela para hacerme un pichi, ¡Encima tengo que gastarme un dinero en modista cuando lo que ansío desde pequeña es !UNA BICICLETA!

Espero no haberme pasado de rosca y me dejen, otro año, sin bici. Pero es que lo de éstos personajes ya clama al cielo. ¿qué les costará complacerme?  Les he avisado que, si no hay bicicleta, tampoco habrá botella de chinchón sin estrenar para que se les quite el frío de la noche. ¡Esto es un toma y daca!: si soy buena (que lo he sido) me darán lo que les pido. Si ellos se portan bien tendrán chinchón a tutti plen

He pedido una bota a un vecino que tiene un cincuenta de pie. La he puesto en el balcón así no tendrán excusas de que no la han visto.

Y ahora me voy a dormir ¡ya! Huuuuy, que nervioooooos...

 

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