jueves, 27 de julio de 2023

Anda que...

Llamaron a la puerta y al abrir, me encontré ante un enorme ramo de flores. Y no tuve más remedio que preguntar: - ¿Hay alguien ahí detrás? 

Una voz aterciopelada contestó: - Yo, Alejandro Magno. - ¡Ostras! - exclamé. Y sin pensármelo dos veces, di la vuelta al rededor del ramo para encontrarme con semejante personaje. 

Me llevé una desilusión. Esperaba verlo vestido con su armadura de oro, brillante como el Sol. - ¿Aires de grandeza? - Cosas de mi padre. Le gustaban los nombres rimbombantes. - ¿Hay más así en tu familia? - Sí, mi hermano pequeño. Le puso Tolomeo. - ¿Y eso? - Imaginatelo.

Abrí el sobre que acompañaba el ramo y leí, estupefacta: Para la señorita Pascualita, con cariño, de una admiradora. - Si me pinchan no me sacan sangre.

No me quedó más remedio que coger el dichoso ramo y colocarlo en la mesa del comedor. - ¿No hay propina? - Efectiviwonder, Alejandrito. Teniendo el mundo a tus pies, un euro de propina seria un bofetón para tu orgullo ¡Hale pues!

Desde el momento en que la sirena vio el ramo se quedó prendida de él.  Nadie podía acercarse y tocarlo, menos.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaa! ¡Oh, que preciosidad! ¿Ya tienes novio dispuesto a hacerte el dichoso bisnieto para tu abuela? - Mientras la Cotilla hablaba, se acercó a las flores, las sobó y estuvo a punto de decir algo sobre llevarlas al trapicheo cuando la sirena saltó a su cabeza y en un santiamén la dejó pelada y mondada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario