viernes, 7 de julio de 2023

La primera ola de calor del verano.

Hoy tiene que llegar la primera Ola de Calor de éste verano. Lo anuncian en la tele cada vez que el locutor de turno abre la boca. Yo, por si acaso, he preparado el bañador y el flotador por si la Ola me desahucia de mi casa.

Esta mañana, unos locutores televisivos, bastante alterados, no han nombrado el Agua ni la Arena sino el Calor del Sáhara. Entonces el árbol de la calle abrió su enorme boca astillada y farfulló: - ¿A fé eftamof, a Arenaf, a Afua o Falores? ¡Efto no ef serio, homfre!

He pensado en defender mi castillo, o sea, mi casa. Pondré un barreño con agua fresca en el balcón, un botijo y un buen abanico. Negociaré con el Arbol un buen trozo de sombra de sus ramas. Después solo tendré que meterme en el barreño sentada, con las piernas fuera y a disfrutar del verano.

Pascualita tendrá un taper hondo y nos bañaremos juntas pero no revueltas. No me fio de ella. El pago al árbol consistirá en tirar, de tarde en tarde, un cubo de agua a su alcorque.

¡Que a gusto se estaba! Así me tiré un buen rato. Pascualita saltaba de su taper a mi escote procurando no caer en mi agua que era del grifo y no de mar como la suya. De repente oímos: ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa! (¡La Cotilla!)

Como una flecha saltó la sirena a su taper con tan mala suerte que falló la puntería y salió despedida a la calle, donde rodaba Bedulio el Municipal al que alguien le fue con el cuento de que yo tiraba agua por el balcón. 

Para cuando tuve a Pascualita en mi bolsillo ya hacía rato que Bedulio estaba mondo y lirondo.

 

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