miércoles, 19 de julio de 2023

Tortitas de polvo.

 Pascualita ha descubierto que las bolas de polvo, con el calor, se convierten en pasta. Como éste bicho come de todo, las probó y puso sus redondos ojos de pez, en blanco.  Este gesto fue el pistoletazo de salida para comer cuantas "exquisiteces" pueda. Y creo que ha terminado con las existencias porque hace días que no sale ninguna de debajo de la cama.

He observado que el comensal de las treinta monedas del cuadro de  la Santa Cena busca un acercamiento con la medio sardina. Tuve que recurrir a mi primer abuelito para enterarme de lo que se trae entre manos.

Con un revoloteo de abanicos danzarines, formando parte de su nuevo sudario de alta costura, el abuelito se presentó en casa refrescándola, que falta le hacía. - El comensal quiere comprarle a la sirena, todas las "tortitas de polvo" que encuentre. - ¿Para qué? - Para hacer negocio, nena. No ves que esa gente llevan dos mil y pico años sin comer. - ¡Que tío más listo! - Sí, pero hay un inconveniente... Pascualita primero come y luego piensa.

- ¡Avemariapurísimaaaaaaaaaaaaaaaa! - Hola, Cotilla. Se me ha ocurrido un negocio en el que podemos ir a medias ¡Vender tortitas de polvo! - De polvorón querrás decir, boba de Coria - No, no ¡de polvo!

La Cotilla abrió la nevera y sacó una jarra de chinchón on the rocks vacía en sus tres cuartas partes. - Ya me parecía a mi... Acabarás en Alcohólicos Anónimos. Que cruz tengo contigo.

 


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