sábado, 22 de julio de 2023

La Boda.

De repente, un espeso humo amarillo, que olía a envidia cochina, inundó mi casa. - ¡¿Qué ocurre?! - grité espantada mientras corría hacia el descansillo de la escalera para saber dónde estaba "el incendio" pero, por lo visto, no había fuego en la finca.

Acto seguido llegó la Cotilla y lanzó sobre la mesa el comedor un ejemplar de la revista de La Boda. - Me ha dicho tu abuela que mires y aprendas, boba de Coria. - Pero bueno...- ¿Y éste humo? ¿Qué has fumado? - Iba a explicarle que yo no tenía nada que ver con ello cuando sonó el teléfono. Era Geoooorge, el mayordomo inglés de los abuelitos - Madame querer hablar con you. - No conozco a ningún You, GeooooorgeBrexit de las narices. -"No te metas con el pobre Geoooorge (protestó la abuela, indignada) y toma nota del bodorrio. ¡Tiempo has tenido para el tuyo!. Al paso que vas, se te pasará el arroz y adiós bisnieto, Blancaflor.

A dos palmos sobre la lámpara del comedor y alumbrado por un potente foco, estaba el responsable del humo amarillo: el ánima de mi primer abuelito.

- El mudo está mal repartido (se quejó). Ya lo decía cuando vivía y sigo diciéndolo. He lucido sudarios impresionantes que dejan en bragas cualquier modelito de los que salen en la revista ¡y no me sacan!  ¿A qué viene ésta discriminación? ¿Tú lo sabes? ¡¡¡PUES, DÍMELO!!!

A ver cómo se lo digo...

 

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