lunes, 3 de julio de 2023

¡Encima!

Mientras el árbol de la calle no encontraba consuelo ante los siete años de desgracias que le auguró la rotura de un espejo contra su tronco, la Cristalera del balcón temblaba como una hoja en la tormenta, afectada por haber visto el episodio ocurrir a pocos metros de ella. - Es que ... un poco más, y se estrella contra mi...

Tuve que gastarme parte de la paga en comprar tapones para las orejas. Tanto drama me superaba. Varias familias de gorriones habían levantado el vuelo hacia árboles menos sensibles

A pesar de todo, por casa estábamos bastante tranquilos. La Cotilla, desde que vio la horrible cara de Pascualita, no ha vuelto. Estoy por alquilarle su habitación a un maestro, o maestra, de los que tienen que salir por pies de los pisos de alquiler donde pasan el año lectivo porque, al llegar el verano, suben los alquileres para exprimir a los turistas de turno.

Una mañana, entre pitos e insultos, el rolls royce de los abuelitos aparcó en la parada del bus. Me extrañó verles a esas horas. - ""¡Viene el nuevo Alcalde y tú sin enterarte!¿En qué mundo vives?" 

- ¿Vendrá a casa? - "No viene por tí, boba de Coria si por el árbol" - ¿Lo van a talar? ¡Ya era hora. Es más pesado que una vaca en brazos ¡Míralo, no para de llorar!

Pero la cosa no iba por ahí. La llantina del árbol iba a ser premiada con La Medalla de la Ciudad por la contribución(del árbol) a paliar la sequía. Han sido tantas las lágrimas y los mocos echados por el plañidero vegetal que, una vez colmado de líquido su alcorque, éste se fue trasvasando a los demás de mi calle y las aledañas ¡Toda una proeza de ingeniería!

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