miércoles, 5 de julio de 2023

¡De cumple!

Llegan los cumpleaños playeros y la abuela, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, me ha aconsejado, encarecidamente, que aproveche la ocasión para que me hagan a su querido y deseado, bisnieto.

Pero no todo es tan fácil como ella lo pinta. En primer lugar me tienen que invitar. Y no es que la gente de mi trabajo no cumpla años. Es que no me invitan... ¿Por qué? pues no tengo ni idea a no ser que no les gusta tener cerca a alguien que habla con su primer abuelito un día sí y otro también. Les gusta como anécdota pero no como una realidad. ¡Pero si no hace nada salvo lucir maravillosos sudarios de alta costura!.

También puede ser envidia cochina.

Pasan los días y no ocurre nada... hasta hoy. ¡Ha llegado una invitación a mi nombre! 

Un compañero cumple los cincuenta y va a montar una fiesta en la playa de C'an Pere Antoni donde ¡no va a faltar de nada! Y tanto que no porque, aunque mi primer abuelito no irá, sí que lo hará ¡Pascualita!

Es una pena que no pueda decírselo al del cumple ¡Estaría honradísimo de que la última sirena del mudo estuviese en su fiesta!.

Bueno... ya pasó todo. Ha sido una fiesta bonita hasta que unas gaviotas han descubierto a la media sardina y han ido a por ella... que ya había probado el chinchón. 

La pelea fue espectacular. Pascualita, presa de una furia venida de los tiempos más remotos, mordía a diestro y siniestro y a la velocidad del rayo. Cuando todo acabó la arena estaba tapizada de plumas y charcos de sangre. Y lo que era más espectacular aún: la hinchazón elefentiásica, de los mulos de la mayoría de las gaviotas, tan grande que no les permitía levantar el vuelo.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario